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"Ah, sí, de seguro, Jaume, tenemos aquí mucha capacidad para fundar un país autónomo con gran talento intelectual y de innovación y de creación, con excelentes dotes para los negocios, e incluso genéticos, si nos mezclamos, a ver, necesitamos gente joven y de diferentes etnias y con ganas de conocerse, la mezcla es la verdadera revolución, la mezcla es lo más peligroso pues nadie querrá ir a ninguna guerra a pelearse con su hermano su amigo su pareja su hijo, je, je, je, es lo mejor, se ha de educar a la gente para que sea abierta y tolerante. ¿Tolerante?, bah, odio la palabra tolerante. ¿Qué pasa?, ¿qué has de tolerar tú?, ¿eres superior? Vaya por Dios, esto no tiene arreglo, Jaume, es imposible construir una sociedad igualitaria, sobre todo es imposible definirla, porque ¿existe la igualdad?, quiero decir, ¿somos todos iguales?, ¿tenemos las mismas oportunidades?, ¿somos verdaderamente democráticos?, ¿o somos monárquicos y jerarquizamos la sangre?, ¿somos algo coherente o pretendemos serlo o nos decimos que queremos una sociedad sin injusticias y enseguida damos la espalda y nos vamos a por otra copa de cava? ¿Vamos? Vamos, pero lo que quería decir… ¿Prefieres de esta o…? Por lo visto al ducado de Champaña se le atribuye la primera letra de cambio, siglo xiii, ¡la bebida preferida de los banqueros!, no pero yo… ¿Un gin-tónic?, bien, ya son horas, no nos vamos a discutir por la bebida que prefieras, digo yo, aunque la guerra es la madre de todas las cosas, de las naciones, de las etnias, de las culturas, ¡de los negocios!, y la paz no es más que una promesa porque la guerra no desaparece nunca, la guerra es guerra en cuanto existe la posibilidad de la guerra, la amenaza y la necesidad de protección, la necesidad de convenios económicos y de alianzas, y dime tú, ¿quién prefieres que nos proteja si no los yanquies, eh?, ¿comprendes?, un ejército europeo independiente, ¡bah! ¡Bu!, más bien ¡buuuu!, y los rusos al lado, otra posibilidad, todos fantasmas de la bipolaridad, a ver si van a tener que venir los rusos a liberar a Europa otra vez. ¿De los yanquies? Ja, ja, ja. Por eso: ¡buuuu!, ¿sabes qué te digo? Sí, que no vamos a darle más vueltas al asunto, el problema está en que cada uno quiere proteger a su retoño y por más que venga un japonés que sea el crack de las finanzas nosotros vamos a darle el puesto al sobrino del tipo con el que hacemos negocios y ellos colocan a nuestra sobrina y todos colaboramos, colaboracionistas somos, ¿cómo quieres cambiar eso?, cambiar el flujo circular del favor del compromiso de la genuflexión, ¿sabes lo que te digo? Además, como dijo Jaurès, un poco de internacionalismo aleja de la patria, mucho internacionalismo nos devuelve a ella. Pero a Jaurès lo mataron, ¿no?"