Ya llevamos un mes de confinamiento, a mucho se nos ha desdibujado la línea temporal.
La tendencia de la primera semana fue ocupar nuestro tiempo, incluso yo caí en esta maraña inconsciente elaborando una lista de cosas que hacer para matar el aburrimiento. Actividades como limpiar, cocinar, hacer ejercicio, leer, hablar quien estás viviendo el confinamiento o con amigos / familiares con la intención de seguir cultivando la relación, socializar... Que si te interesa puedes ver echarle un vistazo aquí.
Como psicóloga he recomendado mantenerse activos a pacientes que lo necesitan, es la base de la psicología conductual, "cambiar lo que haces, cambia cómo te sientes". Lo podemos ver en algo tan básico como que hacer ejercicio libera endorfinas y automáticamente te vas a sentir mejor. Es una evidencia científica aplastante que mantengo y practico, no obstante, ya no me obligo ni me siento mal por no hacerlo.
Durante este mes de confinamiento he tenido tiempo para estar conmigo misma, escuchar cada pensamiento y dar espacio a cualquier emoción. Además, he seguido trabajando con mis pacientes, les he recomendado mantenerse ocupados, a la vez que meditar y darse su espacio, y ellos me han devuelto su aprendizaje, que honestamente no se diferencia del mío y me apetece compartirlo porque puede que te sirva.
No tiene sentido que te pongas a bailar si nunca te ha gustado bailar, o te fuerces a dibujar, pintar, o colorear mandalas si realmente no te apetece hacerlo. Quiero decir, estar confinados es difícil y extraño, es nuevo y nacen quebraderos de cabeza nuevos o se acrecientan los que ya estaban. Si a esta situación le añadimos obligarte a hacer actividades que realmente no te apetece hacer, entonces lo que nos creamos es una expectativa aún mayor que no lograremos y no va a hacer otra cosa que frustrarnos, hacernos sentir mal y desmotivarnos. Terminando por abandonar cualquier proyecto o actividad. En el peor de los casos, acrecentando la ansiedad, el automachaque, la autoexigencia... Et voilà, aquí tenemos el circulo vicioso del confinamiento.
La conclusión a la que llegamos es que dejemos de hacer cosas que no nos apetece hacer, no hay una manera correcta de pasar el confinamiento. Puede que no apetezca hacer ejercicio, limpiar la casa entera o socializar con tus amigos todos los días. No eres peor persona, asume que todos los días no puedes ser productivo o simpático y dale espacio a cualquier emoción que aflore.
Por lo tanto, qué nos queda por hacer cuándo ya lo hemos hecho todo, te invitaría a la reflexión, al aburrimiento prolongado, al autodescubrimiento y a la introspección. Puedes apoyarte en la meditación guiada, profundizar en tu psique, puedes preguntarte acerca del lugar que te encuentras para con tu fin. Si tienes claro un objetivo al que conducirte, si estás dónde quieres estar, si estás dando lo mejor de ti. Responderte a estas preguntas con amabilidad y autocompasión, viendo las oportunidades de cambio y de crecimiento. Hacer esto de forma autónoma cuesta mucho, por eso te dejo por aquí una serie de PODCAST de Mindfulness con diferentes tipos de meditación y al que le podemos dar más importancia ahora es sobre amor benevolente. Si te quedas corto con las recomendaciones, te apetece tomar consciencia y gestionar de otra forma la cuarentena, seguimos haciendo terapia por Skype, pregúntanos si te interesa tener más información.
Por último, me gustaría compartir con una reflexión que me comentó una amiga, Paula Schultz, que refleja mucho mejor la situación a la que me refiero:
Hemos encontrado nuevas formas de torturarnos además se nos está bombardeando constantemente con la necesidad de sacar partido a nuestro encierro. En mi caso particular en mi entorno creativo artístico parece que más que nunca deberíamos absorber esta situación y utilizarla para crear. Da igual lo que hagas con tal de que lo hagas y lo que es más importante que lo compartas mucho, todo el rato, para mostrar lo creativa que eres.Muchos de vosotros tenemos suficiente con intentar gestionar nuestra ansiedad y pensar cómo vamos a pagar las facturas los próximos meses estando sin trabajo ni prestaciones como para de pronto tener que ser la reina del yoga, o de la repostería y salir de la cuarentena con obra suficiente como para renovar el portfolio.