Descubrieron una docena de molinos de viento en un parque eólico perteneciente a Iberdrola, y así como don Quijote los observó, dijo a su subordinado:
—Nuestro destino está delante nuestra, es lo que tanto aguardábamos; porque el viento se levanta aquí, amigo Sancho Panza, donde se descubren una docena de alienígenas gigantes, que seguramente habrán venido aprovechando la crisis económica para conquistarnos, aprovechando nuestra debilidad con tantos recortes económicos. Ahora que hay tantos casos de corrupción, y tantos políticos corruptos, aprovechan esta ocasión por ser una debilidad. Al mismo tiempo, que nuestros políticos se pelean por unas “sillas” y sin acuerdo nos dejan sin formar Gobierno. Son muy astutos esos alienígenas gigantes, escogiendo un momento de debilidad para invadirnos. Pero por muy grandes que sean les pienso expulsar de España, con sus cadáveres comenzaremos a limpiar este empobrecido país, porque hay mucha basura para barrer.—¿Qué alienígenas? si me los enseñas podríamos hacernos unas “selfies”—dijo Sancho Panza. Mientras sacaba su teléfono móvil.—Aquellos de allí, ¿los puedes ver?, ¿llevas lentillas? —respondió su jefe Quijote—, aquellos de los brazos largos...—Llevando mis lentillas puedo ver —respondió Sancho— que aquellos de allí no son extraterrestres, sino molinos de viento que producen energía eólica, una energía que ilumina las ciudades y hace funcionar los electrodomésticos.—Puedo ver con claridad —respondió don Quijote— que te dejas engañar por tu cobardía e incredulidad: ellos son alienígenas gigantes; y si nunca has creído en la existencia de los extraterrestres sólo tienes que grabar con tu móvil, y colgar mi victoria en lo que tú llamas una red social.Y, después de hablar, arrancó su motocicleta que llamaba “Rocinante”, sin hacer caso a las voces que su subordinado Sancho le daba, replicando que a ciencia cierta eran molinos de viento, y no extraterrestres. Pero él estaba convencido de que eran alienígenas gigantes, haciendo caso omiso a las voces de su subordinado Sancho, y acercándose a los molinos chillaba:—¿Qué queréis criaturas del espacio exterior?, yo soy un justiciero y no dejaré que nos roben nuestros escasos recursos. ¡Volved a vuestro planeta extraterrestres cobardes!, ¡perdonaré la vida sólo a los que obedezcan mis órdenes!. Yo digo: ¡arrodillaos ante mí pidiendo clemencia para que mi asistente fotografíe mi victoria!. Si lo hacéis podréis trabajar para mí, a cambio de mi piedad dejaré que me ayudéis a limpiar España de tantos corruptos, ¿por qué ninguno se arrodilla pidiendo mi perdón?Se levantó el viento, las grandes palas de los molinos volvieron a moverse, al observar esto Quijote, dijo:—¿Movéis vuestros brazos de forma amenazante?, ¿ninguno está dispuesto a rendirse?. ¡Voy a exterminar hasta el último de vosotros si no estáis dispuestos a rendiros!.Y diciendo esto, montando su motocicleta que llamaba Rocinante… Sacó con una mano de su bolsillo una navaja multiusos, y embistió contra el molino que estaba más próximo a él; golpeando al molino con su navaja multiusos perdió el control de su motocicleta, porque sólo la estaba conduciendo con su mano izquierda, perdiendo el equilibrio se cayó al suelo. Acudió Sancho Panza a socorrer a su jefe, iba a toda velocidad... Pedaleando su bicicleta eléctrica todo terreno, y cuando llegó observó que su jefe se levantaba muy enfadado.—¿Está usted bien? —dijo Sancho—, ya se lo había dicho… Que no son extraterrestres, que son molinos de viento; que no son de carne y hueso, que son de acero.—Calla, mi buen amigo y fiel seguidor Sancho —respondió Quijote—, ¡esto es la guerra!, y en la guerra se usan armaduras de acero. Más yo diría, que en realidad sus armaduras de combate no son de acero, pues son de un material desconocido. Bien me vendrían si trabajasen para mí estas criaturas, me serían útiles para hacer justicia.—Para hacer justicia están los tribunales de justicia —respondió Sancho Panza.—Muchos recortes ha sufrido la justicia, y muy lentos van los tribunales. Pues se les acumulan los archivos en sus despachos, a veces prescriben los casos si se tratan de corruptos muy poderosos sólo por delitos fiscales, prescribiendo a los cuatro años la justicia se olvida—respondió don Quijote.—Pero la justicia es igual para todos según la Constitución Española —respondió Sancho Panza.—¿Es igual para un pobre que usa un abogado de oficio que para un millonario con todo un equipo de los mejores juristas?, ¿es igual de rápida en su aplicación para todos?, ¿por qué cobra una pensión de 2.550 euros al mes Jordi Pujol?, él evadió a la justicia tributaria almacenando tantos millones de euros en paraísos fiscales—dijo don Quijote.—Una cosa es cobrar pensión por lo que se haya cotizado, y otra distinta que se haya estafado a la Agencia Tributaria durante tantos años —respondió Sancho Panza.—¿Por qué van tan lentos los juicios de los poderosos?, y ¿por qué van tan rápidos los juicios de la clase media?. ¡Provocan la prescripción del delito!—dijo don Quijote.—Son respuestas que debería de hacer a un jurista, podría entrevistarse con el Defensor del Pueblo —respondió Sancho Panza.—La justicia es para los justicieros, pero me faltan seguidores. Por eso, quiero contratar a estos alienígenas gigantes después de someter les —dijo Quijote.—¿Contratar a unos molinos de viento?, ¿para atacar a los corruptos?. Me parece que perdemos el tiempo,—respondió Sancho Panza.—Lo que quiero hacer con estos alienígenas gigantes es obligar les para que se pongan a mi servicio, y juntos haremos una “Liga de la Justicia”, lucharemos contra tantas injusticias que hay. Llegaremos a cualquier lugar que no sea eficiente la puesta en práctica de las leyes —dijo Quijote.—No podrá convencerlos, pierde el tiempo. ¿Qué piensa hacer ahora?—dijo Sancho Panza.—Pondremos la tienda de campaña aquí, hasta que consiga convencer a estas criaturas para que trabajen para mí no nos moveremos, y no nos moverán —dijo don Quijote.