Revista Opinión

¿Qué hay de lo mío?

Publicado el 02 diciembre 2012 por Anveger

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Hace unos días se manifestaron en Madrid cientos de trabajadores de la sanidad en defensa de los servicios públicos. Argumentan que los recortes y la privatización de hospitales están destruyendo la sanidad pública en beneficio de la privada, lo que provocará que los más pobres no puedan acceder al sistema de salud.

Sin embargo, este año se ha conocido que el 82% de los funcionarios en España optan por la sanidad privada a través de la Muface. Podemos ver aquí un acto de tremenda hipocresía y cinismo. En realidad, se manifiestan porque les han bajado el sueldo. Se manifiestan porque, si privatizan la gestión del hospital en que trabajan, estarán sujetos a las mismas normas laborales que el resto de los trabajadores. Sin privilegios. Es decir, se manifiestan por razones egoístas. Y tratan de ocultar este egoísmo – que, por otro lado, tanto critican – bajo una manta de falso altruismo y “solidaridad”. No digo que en esas manifestaciones no haya gente con una preocupación sincera por la sanidad pública, simplemente que esta no es, ni de lejos, la norma. Por mucha pancarta que enseñen.

Todo esto me recuerda a la época en la que estudiaba el bachillerato. La clase, de unas 25 o 30 personas, llena de zoquetes y analfabetos, decidía convocar “huelgas”, decían, contra la privatización de la universidad que introduciría Bolonia. En realidad, lo único que querían era no asistir a clase. Prueba de ellos es que luego a las manifestaciones no iban ni el 50% de las personas que habían firmado a favor de la huegla. Y si a alguno se le ocurría sacar esto a relucir, enseguida era tachado de “pesao de la política”, “cortarollos”, etc.

La educación pública es otro de los eslóganes favoritos de quienes quieren esconder sus intereses personales. Todos los hemos visto a estas alturas. Manifestaciones por la “educación pública”, “educación de excelencia para tod@s” – sorprende que un docente no sepa utilizar la palabra excelencia – y otras chorradas por parte de gente que parece interesarse ahora por el porvenir de la educación. ¿Dónde estaban esos profesores super inteligentes, cultos, intelectuales, progresistas y comprometidos cuando se firmaron la LOE y la LOGSE, tumbas de la educación en España? ¿O será que, como estas leyes no les afectaban personalmente a ellos, se les olvidó entonces la importancia de la educación?

En eso parece resumirse la nueva “izquierda”, en el paraguas bajo el que se resguardan todos los intereses personales de quienes quieren seguir chupando del bote.


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