Revista Opinión
Cristina Fernández, presidenta de Argentina.
Luis Majul hace, en su blog argentino, un interesante comentario sobre la “popular” decisión de expropiar Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). “¿De dónde –se pregunta Majul– va a obtener el gobierno los 15 mil millones de dólares anuales que se necesitan para empezar a revertir el autoabastecimiento? ¿Y de qué caja saldrán los otros 14 mil millones de dólares por año precisos para importar el combustible que hoy no producimos? ¿Quién le va a pagar a Repsol la indemnización correspondiente que tarde o temprano le impondrá el tribunal internacional del CIADI? ¿Se le puede otorgar parte del manejo de la petrolera al mismo ministro a quien se considera uno de los responsables de la actual crisis energética? ¿Se puede considerar tan exitosa la participación de Axel Kicillof en Aerolíneas Argentinas como para entregarle la llave de la conducción de YPF, la empresa más grande y compleja de la Argentina? ¿No sería más sensato que a la compañía la manejaran expertos en energía, y no teóricos de la economía y profesores de la universidad, cuyo objetivo primordial es obedecer a Cristina Fernández? La comparación de la expropiación de YPF con el intento de recuperación de Malvinas por parte de la dictadura militar no es caprichosa. Está claro que este es un gobierno democrático, surgido de elecciones libres y con un indiscutible apoyo popular. También es obvio que la idea de reconquistar lo que en verdad nos pertenece parece indiscutible. Pero las consecuencias de hacerlo de un modo inadecuado nos puede generar un perjuicio que tardaríamos años en pagar. La aventura de las islas la pagamos con vidas de inocentes. ¿Cuánto nos terminará costando esta estruendosa movida? No se trata de cuidar las espaldas de Repsol ni justificar la incorporación de Petersen que impulsó, convalidó y bendijo Néstor Kirchner. Se trata de pensar con la cabeza y no dejarnos llevar por el cristinismo emocional...
“La pura verdad, más allá de todo, es que, desde que ganó, en octubre pasado, con el 54 por ciento de los votos, Cristina Fernández de Kirchner venía sufriendo un acelerado proceso de ‘destrucción de imagen positiva’ que no se sabía, por su velocidad y envergadura, dónde podía terminar. La idea de ‘malvinizar’ 2012 no había alcanzado para contrarrestar el mal humor que se empezaba a notar en la mayoría de los argentinos por la desaceleración económica, el aumento del costo de vida, los impedimentos para comprar dólares y otros productos de importación, la tragedia de Once y el escándalo ex Ciccone. Ahora, para muchos argentinos, la ‘epopeya de YPF’ parece tener el mismo efecto que un hipotético triunfo del seleccionado de fútbol argentino en un Mundial organizado por Brasil. Las legislativas de 2013 todavía están muy lejos y para 2015 faltan siglos y varias iniciativas por ensayar. Para Ella, lo importante es que la encuesta de mañana a la mañana la pondrá, otra vez, por encima de todos y todas y con la legítima pretensión de soñar con la reelección en el momento oportuno”.
Por su parte, la revista “El Jueves”, publica “Encima de puta, poner la cama”, un artículo de Modgi en el que señala que los argentinos vuelven a tener una petrolera a la altura de su propio ego. “Cristina Fernández de Kirchner, ‘La piba de oro (negro)’ –escribe– ha nacionalizado el 51% de YPF. Los más pesimistas temen que esto solo sea el principio de una gran fiebre socializadora, y el Gobierno del PP califica el movimiento de ‘hostilidad’. Bien, hablemos de hostilidad. No era hostilidad que Iberia comprara Aerolíneas Argentinas y la desmantelara hasta que los aviones empezaron a caer como si del Rey cazando elefantes en Bostwana se tratara. (Última hora: Kirchner socializa el Grupo Prisa y lo bautiza como “Grupo ¡Corré loco!”). Tampoco era una hostilidad que Telefónica formara oligopolio para fijar una de las tarifas de móvil más caras del mundo, y teniendo en cuenta cuánto hablan los argentinos, eso es mucha pasta. (Última hora: Kirchner socializa El Corte Inglés, a partir de ahora se llamará “El Corte Devolvé las Malvinas Británico Pelotudo”). Pero, nacionalizar una empresa que obligaba a un país rico en crudo a importar más de 9.000 millones de euros anuales en gas y petróleo, SÍ que es una hostilidad. (Ültima hora: Kirchner socializa la crema íntima Vaginesil, que pasará a ser conocida como “Conchasil”). Algunos medios españoles pretenden hacernos creer que no solo es poco patriótico protestar contra una reforma y unos recortes que mucha gente considera injustos, sino que también lo es no defender los intereses comerciales que tiene en otros países la patronal que impulsó esa misma reforma. Esto es lo que en mi pueblo se conoce como ‘encima de puta poner la cama’. Eso, no”.