Revista Diario

¿qué hay detrás de la ventana" los detectives salvajes

Por Anabel

¿Que hay detrás de la ventana? pregunta Roberto Bolaño al final de su obra "Los detectives Salvajes" Yo os diré lo que hay: una tela de araña. La novela es una trampa perfecta para lectores que se enganchan a sus páginas y no pueden parar aunque les suceda como a mí, que con un tercio de la voluminosa obra leída, todavía no sabía de qué iba. Lo reconozco, en esos momentos me angustié y pregunté a todo el que quiso oírme ¡De qué coño va esta novela! Los que lo sabían no contestaron. Otros me miraron con extrañeza, pensaron estaba loca: meterme entre pecho y espalda una novela de más de seiscientas páginas sin tener clara la trama después de leer doscientas páginas.La obra se divide en tres partes claramente diferenciadas, siendo la primera y la tercera una unidad rota de forma intencionada. Escritas ambas como un diario de un aspirante a poeta (García Madero) nos llevará a vivir un lapso temporal no muy grande en el que se ve inmerso en el mundo de los realvisceralistas y todo lo que les rodea, incluida la búsqueda de la creadora del realvisceralismo: Cesárea Tinajero.La segunda parte es una ruptura con lo anterior. Recoge hechos sucedidos a lo largo de veinte años y cuenta, a través de pequeñas entrevistas (algunos dicen relatos cortos) como fue la vida de los cabecillas del realvisceralismo entre 1976 y 1996 . No hay casi ninguna mención a García Madero, base que sustenta la primera y tercera parte. Crea así la intriga de qué ha sucedido con ese personaje, que además en la primera parte queda en una situación comprometida. En la segunda parte seguimos la vivencia de Ulises Lima y Arturo Belano, alter egos de Mario Santiago Papasquiaro y Roberto Bolaño. El propio autor confesó que se había inspirado en su amigo el poeta infrarrealista Mario Santiago Papasquiaro para crear la figura de Ulises Lima. Si lo hizo así, me parece consecuencia lógica entender que tomó su propia vida como inspiración para crear a Arturo Belano, aunque esto es más una convicción personal que otra cosa.Aparecen en esta parte de la novela personas reales como Juan Marsé (que por cierto queda muy bien parado), Octavio Paz...Me encantó el manejo del idioma del autor, no sólo porque escriba bien (que lo hace), sino porque emplea una enorme variedad de "españoles":un mexicano profundo; un español muy catalán; un abogado pretencioso cuyos latinazgos aburren al más pintado (no soporto los latinazgos, se siente). Cada personaje tiene su forma de hablar y es plenamente recognoscible. Destaca el finísimo sentido del humor que destila la obra. Me encanta la parte en que se centra en diferentes escritores españoles, desnudando sus miserias, las de nuestra literatura. Lo que menos me gustó son ciertas referencias a poetas y autores que realiza, me parecen un poco pedantes, pero lo mismo tiene su sentido dentro de la novela. A mí eso me deja un poco fría, pero seguro que hay quien le gusta. De todos modos es un pero escaso para tanta novela.

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