Revista Cultura y Ocio
Qué le importa a nadie si mis ojos miran, libidinosos, tus pasos y mis pechos se endurecen ante el deseo de rozar tu piel; que mi cuerpo adorne sus movimientos, encandilando y rogando algo más que palabras; que tu aliento despierte la imaginación de mi sexo y desate temblores de gozo en mi vientre.Qué le importa a nadie si necesito tu carne al despertarme al alba y mis gritos no disimulen mis ansias de tenerte; que se me enciendan las ganas imaginándote desnudo y que al demostrarlo me tachen de incorrecta.Qué importa si no disimulo ante nadie mi necesidad de seducirte, de poseer todo tu cuerpo.Todos quieren acallar estas ganas, las que me dan alimento, las que me mantienen viva, las que rejuvenecen mi espíritu, esas que envidiosos miran sin poder dominarlas.