Revista Economía

¿Qué importancia tiene la idea en el éxito de una startup?

Publicado el 05 febrero 2017 por Tino López @nosoloeconomia
¿Qué importancia tiene la idea en el éxito de una startup?

Siempre que hablamos del éxito en innovación, automáticamente nos viene a la mente una suposición clave: la existencia de una idea brillante. Pero, ¿esto es una realidad o es un mito? ¿Qué importancia tiene la idea en el éxito de una startup?

Estamos ante una pregunta que no es fácil de responder; sin embargo, el estudio y la reflexión profunda de qué importancia tiene la idea en el éxito de un proyecto de innovación es crucial para organizaciones, inversores y emprendedores, ya que destinan grandes recursos y tiempo en identificar y seleccionar la mejor idea original que lleve al éxito de un producto/servicio con un buen modelo de negocio asociado a él.

En primer lugar, debemos señalar que, en opinión de la mayoría de expertos, no deberíamos partir del concepto de idea, sino del de oportunidad.

Cualquier proyecto de innovación de un emprendedor debería tener como primera función detectar problemas que resolver. El centro es su posible consumidor y, alrededor de él, tiene que poner en marcha todo un proceso de investigación y observación para conocer qué se puede hacer para dar solución a una necesidad todavía no satisfecha. El concepto de idea lleva implícita la rapidez, el momento ahora o “eureka”; el concepto de oportunidad no sucede de la noche a la mañana, sino que es el resultado de todo un proceso que puede ser más o menos largo, y que va evolucionando y cambiando (o “pivotando”) de forma rápida a través de la experimentación con consumidores reales.

Erkko Autio, profesor de la Imperial College Business School, va más allá en este planteamiento de oportunidad y, en un artículo que escribió en 2015 para el Global Entrepreneurship and Development Institute bajo el título “Entrepreneurial opportunity: is it an illusion? (La oportunidad emprendedora: ¿es una ilusión?”), se llegó a preguntar sobre la existencia de la oportunidad, independientemente de lo que haga el emprendedor, y tal y como sucede con el concepto de ‘tiempo’ en Física.

Es decir, habitualmente se dice que existe o ha existido una oportunidad cuando un emprendedor la prueba en el mercado y verifica que se obtiene beneficio de ella (esto se asocia a éxito); pero, ¿esto quiere decir que antes no existía esa oportunidad? Si damos por hecho que no existe antes de identificarla y probarla, la teoría de emprendimiento que nos enseña que un emprendedor primero debe ir a buscar la oportunidad no tendría ningún sentido, porque estamos dando por sentado que esa oportunidad no existe hasta que no la hemos probado y hemos tenido éxito en esa prueba. Y, más aún, siguiendo esta línea de pensamiento, cualquier emprendedor que fallara en la prueba dejaría de denominarse emprendedor como tal. Increíble, ¿verdad?

Por otro lado, Karl T. Ulrich, investigador de la Universidad de Pensilvania, y Laura J. Kornish, investigadora de la Universidad de Colorado, conscientes de la necesidad de investigar y experimentar sobre este tema, mostraron en 2011 las conclusiones de la investigación que llevaron a cabo para intentar determinar en qué medida la idea original era importante en el éxito de un proyecto de innovación.

Hasta ese momento, detectaron que existía la creencia generalizada entre algunos emprendedores que la ejecución y el equipo era lo único que importaba en el éxito de un proyecto, independientemente de la idea.  Esto, según los investigadores, era debido a que la valoración de la calidad de una idea no era algo fácil de observar, y, por tanto, de analizar o experimentar, por lo que existía una necesidad de investigación en este campo.

Así, los investigadores se pusieron manos a la obra y crearon un marco conceptual para llevar a cabo su experimento, que consistía en crear un modelo específico, al que denominaron VIDE, que relacionaba matemáticamente las variables que a su entender podrían tener impacto en el valor final de una idea para el caso concreto que estaban estudiando:

V= f(I, D, E)

Donde, de forma muy resumida:

V:  es la variable dependiente. Es el valor procedente del proyecto de innovación, medido a través de ciertas variables de “éxito” o resultados para el caso de aplicación, como son, entre otras, las unidades vendidas, la ratio de ventas, los ingresos y la ratio de ingresos.

I: representa la variable independiente que mide la calidad de la idea.

D:  variable independiente que mide cómo de bien la idea se desarrolla y se comercializa.

E: Son los factores exógenos que pueden afectar a los resultados para el caso de aplicación.

El propósito principal de investigación es analizar en qué medida una variación en V se explica por una variación en I. Estos investigadores llegaron a la conclusión de que I es un predictor significativo de V y que, por tanto, poder medir la calidad de la idea es un elemento importante en un proyecto innovación, porque tiene importancia para predecir su éxito futuro.

Este modelo lo aplicaron a una comunidad de desarrollo de producto denominada Quirky, que es una plataforma que lleva a cabo concursos semanales de ideas entre sus miembros dentro de un ámbito específico de productos para la casa y la oficina con un precio inferior a 150$; estas ideas se publican y describen en la plataforma, y se seleccionan las mejores en cada concurso. A partir de esta selección, los miembros participan en la investigación de mercado, en el diseño de producto y en el “naming”. Se lanza el producto, y las cifras de venta se publican en la web. Cada miembro que participa en el proyecto recibe una remuneración en función de los puntos que le dan por su contribución al proyecto y por las ventas que genera.

A partir de esta investigación, se podría ir más allá para intentar explicar por qué dos ideas similares pueden tener resultados de éxito distintos, y por qué tener éxito en un proyecto de innovación no garantiza su réplica en otro, aunque se trate del mismo equipo de trabajo.

Personalmente me sigue faltando en el modelo el impacto que tiene en cada una de las variables la aplicación de los atributos propios del equipo de trabajo: su actitud, su grado de implicación, su conocimiento, su capacidad de asimilar, aplicar y filtrar recomendaciones y de reorientar la idea desde el origen hasta su diseño y producto/servicio final, entre otros.

Definitivamente, éste es un campo que merece la pena explorar en profundidad, ¿no os parece?

Imagen de cabecera por cortesía de FreeDigitalPhotos

Este es un artículo elaborado por nuestra colaboradora Yolanda Blazquez López para NoSoloEconomia

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