Revista Política

Que la hiel se vuelva miel

Publicado el 14 noviembre 2012 por Antoniobarba
Huelga general

Huelga general, #14Nvamos

Quién no ha tenido alguna vez dudas con la hache de desahucios. A mí alguna vez se me ha colado y he escrito deshaucios. Esta maldita palabra, estos días tan presente, no tiene una etimología clara cuando consultas el diccionario de la Real Academia. Es de suponer que vendrá del latín, pero sabe dios; bueno, sabe el demonio teniendo en cuenta la jodida situación que atraviesan muchas personas desahuciadas. Hay desahucios todos los días; los ha habido por miles desde que estalló la crisis. También hay muchas personas que se sienten desahuciadas, que se están desesperanzando (esta es otra acepción del término) y que atisban un horizonte lleno de nubarrones. Gentes cualificadas y trabajadoras que se quedan sin curro a los cuarenta y algo, víctimas inocentes de esta maldita crisis. Cito esa franja de edad porque es en la que me encuentro, y a uno al final le acaba tocando más lo más próximo. Yo conozco varios casos. Los he tenido de compañeros, de compañeras de trabajo. Hombres y mujeres que buscan un futuro después de haber pasado buena vida en el sector de la comunicación, que en sí mismo anda tan desahuciado y tan dejado de la mano de dios. Gentes que saben que tienen que reiventarse, porque esta profesión, en la que nunca ha sido nada fácil, ahora se ha vuelto, directamente, un callejón sin salida. Iba a escribir que much@s de ellos secundarán la justa huelga de hoy, pero es que en realidad están en paro forzoso desde hace mucho tiempo, demasiado. Yo intento trasladarles ánimo y esperanzas, estirar el brazo hoy que en el cielo no están esos nubarrones grises impenetrables y pillar un cacho del algodón de azúcar que son las nubes que estoy viendo en este momento, para acercarlo a su boca y decirles que todo va a ir a mejor, que mantengan la esperanza y los sueños de los que habla Springsteen en la canción de abajo. Pero es difícil que lo dulce te sepa dulce cuando alrededor todo sabe y huele a hiel en lugar de a miel. Pese a todo, ánimo, compañer@s, porque somos mucho quienes no podemos saborear las cosas cuando sabemos que lo estáis pasando mal.


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