Así se lamentaba Juan Tortosa en un artículo publicado el pasado lunes: “Está siendo un mes muy pesado, aburrido, crispado, demasiado previsible este septiembre. El día 26 aparecía demasiado lejos en el calendario y aún lo parece. No llega nunca la investidura, o la no investidura, de un Núñez Feijóo que no sabe cómo demonios rellenar la agenda, ¡el pobre! Ahora le tira los tejos al PNV, ahora me veo con Pedro Sánchez para proponerle derogar el sanchismo, ahora me tapo la nariz y le pongo ojitos a los catalanes de Junts... A la legua se ha ido notando que ni él mismo se creía este paripé, esta crónica bufa de la que ni sus medios más incondicionales han conseguido sacar petróleo.
“Tanto vacío por delante, tanta pista libre había que ocuparla como fuera y a fe que ha acabado haciéndose a conciencia: ¡zafarrancho en las redacciones! Busquemos a todos los resentidos con Sánchez, da igual que algunos no se tengan en pie, traedlos en ambulancia si es necesario, cancha a cuanto socialista esté dispuesto a poner a parir al actual presidente ‘en funciones’. ¡Quitemos el foco del pobre candidato y situémoslo en los malvados y malvadas que se proponen amnistiar a Puigdemont y compañía!
“Como viene siendo habitual desde hace ya demasiado tiempo, Felipe González y Alfonso Guerra no tardaron en dejarse querer, pero no era suficiente. Cuantos más mejor, y ahí estaban Almunia, Page, Lambán, dispuestos a echar leña al fuego. El fantasma golpista de Ferraz en octubre de 2016 revivido con nuevas piezas de apoyo, personajes como Borbolla o Tomás Gómez, sacados vaya usted a saber de qué polvoriento baúl de los recuerdos. Da igual que mucha gente joven no sepa ni quiénes eran, pero militan en el PSOE y cargan contra Sánchez, así que bienvenidos sean, y, si les quitan el carnet como a Redondo, toda nuestra solidaridad.
“Para redondear la faena, en este baile no podía faltar Pedrojota, dispuesto a poner palos en las ruedas cada vez que se atisba la formación de un Gobierno de izquierdas. Un empeño al que también se ha unido de mil amores esta vez Juan Luis Cebrián, faltaría más. Y Ayuso, y el inefable Jose María Aznar llamando a la rebelión... Había que ponerle color a este inacabable septiembre y entre unos y otros bien que han terminado proporcionándoselo. Otra vez sacando a pasear el ‘se rompe España’ de las narices. ¡Pero, qué pesados! ¡Cuánta veleidad golpista en los gurús periodísticos y políticos ‘progres’ de la Santa Transición! Claro que esos ladridos significan que no cabalgan mal quienes leen los resultados del 23J como lo que en realidad fueron: que la España de hoy es plural, diversa y muy diferente ya a la de 1978.
“El Partido Popular y sus adláteres, ya sean mediáticos o judiciales, no dan la impresión de estar por la pluralidad que define este país. Más bien parecen empeñados en partirlo en dos. Muchos mal llamados periodistas arrastran una y otra vez la profesión por el fango prestándose a ello, pero les da igual, ya no saben ganarse la vida sin corromperse. No habría estado mal que estos días de septiembre hubieran sido algo más aburridos, pero no. Antes crispados que aburridos. Y en esas andamos.
“Hasta a lo del pinganillo han tenido que sacarle punta. Los auriculares de traducción simultánea parece que llegan ya esta semana al Congreso. Los diputados podrán expresarse en catalán, euskera o gallego y la imagen de sus señorías con el pinganillo en la oreja será sin duda la foto más buscada. Se trata de algo que tenía que haber ocurrido hace muchos años y que por fin parece que va a ser posible... aunque mucho me temo que no sin que más de uno, o una, se empeñe en dar la nota con el asunto... De hecho, en el Senado, el reglamento permite desde 2005 emplear cuatro idiomas en la comisión de las Comunidades Autónomas; en el Parlamento Europeo se usan veinticuatro... Pero hay que dar la turra con lo que se tenga a mano, aunque sea organizando manifestaciones surrealistas, lo que sea con tal de ir tapando los días hasta que llegue el 26. ¡Qué largo se está haciendo este septiembre!”.