“La medicina cada año avanza a pasos agigantados, descubriendo nuevos métodos y técnicas para curar enfermedades y alargar la vida de las personas”
Esto es lo que leemos a diario a través de diferentes medios de comunicación.
Pareciera increíble que contamos con vacunas para muchísimas enfermedades que antes eran las culpables de millones de muertes, así también la medicina es capaz de cambiar un corazón defectuoso por otro saludable y no solo eso, riñones, hígado, etc.
Así también la medicina puede cambiar el sexo de una persona, mejorar su visión y hasta mejorar el aspecto físico.
Se ha avanzado tanto, que incluso un grupo de científicos estadounidenses ha intentado exitosamente modificar el ADN de un paciente con el Síndrome de Hunter y con éstas nuevas técnicas de edición genética abrieron las puertas para curar otras enfermedades, que en antaño parecía imposible siquiera pensarlo.
Todo esto parece increíblemente espectacular, pero la medicina, así como ha avanzado en desarrollar nuevas expectativas de vida, también ha dejado de lado dos aspectos fundamentales que deberían ir estrechamente ligados a la salud.
1- Humanización
La medicina existe desde tiempos remotos con el objetivo único de ayudar a los pacientes.
El paciente es un ser humano, así también lo es el médico que lo trata, pero a pesar de la estrecha comunicación que debiese existir entre ambos, solo se puede ver un abismo gigante entre ellos.
El médico no ve al paciente como el Señor Pérez por ejemplo, sino que lo ve como la enfermedad que este hombre padece. Entonces el profesional ocupa su tiempo en encontrar la cura para el mal que padece, dejando de lado a la persona que tiene enfrente.
Mientras más especializada está la medicina, más grande es la brecha que separa médico y paciente. Ya que si suponemos que el Señor Pérez tiene 3 dolencias diferentes, deberá acudir a 3 profesionales distintos.
Todo esto provoca la sensación de angustia y falta de apoyo en el paciente, sintiendo que está solo en su lucha.
Se suma a esto, la falta de interés por parte del médico en conocer realmente quién es este señor, considerando que la pérdida de tiempo en una conversación más profunda con él le restaría tiempo para atender a 3 o 4 pacientes más.
Entonces el paciente no solo es visto por el médico como una enfermedad, sino también como una cifra de dinero.
El médico no puede olvidar que muchas veces las enfermedades son producto de una sumatoria de vivencias personales y no solo un hecho aislado.
2- Accesibilidad
Esto es trágico y cómico a la vez. Muchos avances en la medicina, pero lamentablemente no todos tenemos el acceso a ellos.
Cada quién depende de su seguro de salud, el que varía de un país a otro.
Si la persona es indigente, su cuerpo será más valioso muerto que vivo, ya que se podrá experimentar con él.
Los tratamientos para personas con menos recursos por lo general son malos, al menos en Chile.
Listas interminables de espera, muchos falleciendo mientras le toca el turno.
Precios elevadísimos en medicamentos, como por ejemplos para los trasplantados quienes deben tomar ciertas medicinas de por vida para no rechazar el órgano recibido.
Si el derecho a la salud está considerado como el derecho humano a gozar sin distinción alguna, del más alto nivel de salud que permita a cada persona a vivir dignamente, entonces El Estado, está haciendo pesimamente mal su trabajo.
Imagen de la película, El Señor Doctor