¿Qué le han hecho a mi generación?

Fotografía de archivo de R42
Me viene a la mente el reciente anuncio de un banco nacional que decía “¿Qué estará haciendo en estos momentos la persona que curará el cáncer? Estudiar”. Y me pasa esto porque irónicamente ahora mismo ha dejado los libros y está pensando en cómo va a poder seguir pagando su vivienda y alimentándose para sobrevivir. Porque como otro anuncio decía “Todo está mal, está todo mal”.
Leo en el periódico (sí, los jóvenes leemos el periódico) que la investigadora Beatriz Pérez con tan solo 28 años, cuenta con dos carreras universitarias, Química y Bioquímica, y un máster de Biología Molecular. Y se conformaba con ganar escasos 1000 euros al mes como investigadora (condición con la cual ningún banco te da una hipoteca) para poder terminar su tesis doctoral sobre la función de un tipo de proteínas en el desarrollo de un tipo de tumor.
Hace unos días recibió una carta de recursos humanos del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia, lugar donde desarrollaba su investigación, en la cual se le comunicaba que estaba despedida, sin poder terminar su proyecto y sin paro.

En estos tiempos que corren el paro es “la profesión del presente” de miles de españoles pero me hace gracia echar la vista a atrás y escuchar a todos esos que decían que los que hoy tenemos veintitantos solo sabíamos hacer botellón, fumar porros, salir de fiesta y ser adictos a las nuevas tecnologías. Mientras nosotros, haciendo oídos sordos, hacíamos de todo menos ser ni-nis; estudiábamos, trabajábamos, hacíamos voluntariado, viajábamos, etc. Para que ahora todos los que nos criticaban se crucen de brazos al ver como la sociedad que crearon nos deja sin futuro.

España es el país con más desempleo juvenil de la Unión Europea, un 40 %, y según el Estudio Nacional de Estadística los universitarios españoles tardan dos años, desde que terminan la carrera, en tener un contrato medianamente decente, el estudio Eurydice añade que seis de cada diez no trabajará en algo relacionado con sus estudios. Dejando de lado los números y las frías estadísticas, la experiencia me ha enseñado que las plataformas de telemarketing están llenas de operadores que son médicos, biólogos, ingenieros o filólogos.
Nuestro estado, en vez de intentar solucionar a esta situación, lo único que hace es dar a los empresarios las facilidades necesarias para crear contratos basura: cursos de formación subvencionados donde lo único que haces es trabajar gratis, para que luego te despidan con el objetivo de volver a realizar otro curso con carne fresca nueva y volver a cobrar la ayuda estatal; contratos ya no solo temporales sino "de prueba" (a pesar de que ya has pasado una entrevista personal colectiva, un curso de formación y un examen) durante el que te pueden echar en cualquier momento, sin ningún tipo de compensación ni miramientos. O como en el caso del que hablábamos al principio, becarios mal pagados, y en el peor de los casos, que trabajan gratis, que también los hay (y muchos).
Y ya no somos ni-nis, ahora somos la Generación Perdida, hijos de la clase media que seremos clase obrera. Hijos a los que nos enseñaron que ir a la Universidad y saber idiomas era el futuro, que tener un máster era necesario. Y ahora, en nuestro presente, nos encontramos mintiendo en nuestros currículos. Ocultamos que tenemos dos carreras, un máster, experiencia como becarios, tres idiomas, prácticas en el extranjero… Para intentar trabajar en algo aunque no sea “en lo nuestro” porque nuestros mayores, los que decían que solo sabíamos hacer botellón, no quieren cajeros de supermercado que sepan pensar.
Texto de Silvia Rodríguez Rico