Cuando era pequeña y se caía un trozo de pan, o de cualquier otro alimento, al suelo, se recogía inmediatamente y se le daba un besito; No se si a modo de desagravio , o para no ofender a aquellos que no tienen ni un trozo de pan que llevarse a la boca. De esa costumbre a mi me ha quedado la bendita manía de no tirar nada de lo que sobra en la mesa. No soy capaz ni de tirar las sobras de la ensalada. Todo esto viene a cuento por el significado del titulo de la última novela de Almudena Grandes, Los besos en el pan.
Una novela que he leído en un suspiro. Una novela a medias entre la ficción "costumbrista" (de la realidad que nos ha tocado vivir,) y una especie de recolección de noticias de los periódicos de los últimos tiempos (de hecho son reflejo de las columnas de opinión de la autora) . Un sin parar de dramas humanos pintados con las pinceladas de los desahucios, los comedores sociales, los eres, la emigración, las sanidades privatizadas, el paro; todo hilvanado por la autora gracias a un entramado de personajes que van entrando y saliendo en la novela. Por tanto una novela coral llena de indignación y de esperanza, de rabia y de solidaridad. Una novela dónde los que crecimos besando el pan, criamos hijos que se dejan los mcnuggets.
Los besos en el pan es la historia de los Ferreiro, los Martínez, o los Salgado. Una "Resistencia" de peluqueras solidarias , ingenieros en el paro, abogados de Stop Deshaucios, médicos de la Marea Blanca, porteros con carrera, y así hasta tejer un entramado humano digno de cualquier telediario. Escrito con la prosa firme de esta escritora que ha sabido construir su madrileña Shorts Cuts (vidas cruzadas) al estilo de Raymond Carver.
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