Poco puedo recordar de mis lecturas anteriores a este libro, y aunque son muchos los que han venido después, siempre tendrá un hueco especial en mi estantería. Gracias a Robert Louis Stevenson descubrí lo que era la pasión por la lectura. No importaba el lugar en el que me encontrara, mi mente estaba a muchos kilómetros de distancia; en la posada Almirante Benbow tomando ron junto a un viejo pirata llamado Billy Bones, emprendiendo un temerario viaje en La Hispaniola con el joven Jim Hawkins, o sentada al lado del siempre astuto Long John Silver escuchando al capitán Flint gritar: ¡Piezas de a ocho! ¡Piezas de a ocho! Y quién no conoce esa vieja canción marinera:
¡Quince hombre en el cofre del muerto, Yo-jó-jó, y una botella de ron! ¡La bebida y el diablo acabaron con el resto, Yo-jó,jó y una botella de ron!
Por supuesto, sin olvidarnos de la finalidad de ese viaje; encontrar el siempre codiciado tesoro del fallecido Flint. Podría nombrar a muchos más personajes; desde el doctor Livesey, el squire Trelawney, el capitán Smollett, pasando por los siempre malos Perro negro, Pew, el timonel Hands y muchos otros...
Pero aquello que siempre me ha enamorado de este libro es la extraña relación entre Jim y Silver: ¿enemigos? ¿Amigos? El bien y el mal queda en muchos momentos difuminado. Siempre he pensado que Jim aprende, madura y evoluciona gracias a Silver; ambos son adversarios, pero en cierta medida se respetan, son capaces de apreciar la audacia del contrario.
A mí me gusta este chico; nunca vi uno mejor. Es más hombre que cualquier par de ratas como vosotros, los que estáis en esta casa, y lo que digo es que no vea yo que alguien le pone la mano encima... Eso es lo que digo y de eso podéis estar seguros.
Muchas han sido las adaptaciones a la gran y pequeña pantalla, pero yo me quedo con la de 1990. Cuando me imagino a Silver veo a ese Charlton Heston sucio y con una pata de palo, acompañado por un jovencísimo Christian Bale en el papel de Jim.
El pequeño Jim Hawkins, sin apenas proponérselo, descubre el mapa de una isla con indicaciones del lugar en el que se oculta el tesoro del legendario capitán Flint. Embarcado en su búsqueda, pronto se crean dos bandos cuyo enfrentamiento marcará el progreso de toda la historia y, en medio de los cuales, se hallarán dos personajes inolvidables: John Silver el Largo, taimado y ambiguo, maestro de la doblez, y el tierno Jim, hechizado por la personalidad del pirata de una sola pierna.
Y vosotros, ¿qué libro os llevaríais a una isla desierta? Contad ;)