
Esa es precisamente, la finalidad de los “escraches”, un ataque frontal contra los dirigentes populares, pues de otro modo, no tiene explicación que siete años de deshaucios con cuatro veces más ejecuciones hipotecarias que las llevadas a cabo en año y medio de gobierno popular, encontrasen tan bajo perfil de respuesta en este tipo de organizaciones anti sistema liderados por personajes del tipo de Ada Colau, verdadera experta en reivindicar temas tan variopintos como la dación por pago o el terrorismo etarra. Cualquier actitud similar por parte de organizaciones ideológicamente próximas a la derecha, al centro derecha o a la administración actual, de la que uno termina por no saber con exactitud su color político, sería tildada por la misma izquierda que promueve estas movilizaciones, de fascista y antidemocrática. La víspera de las elecciones que dieron por vez primera la victoria al leonés errante, hubo concentraciones en las sedes del partido Popular, fruto de una expresión libre y democrática de los ciudadanos, convocados a través de mensajes al móvil. Hubiese estado verdaderamente intrigado en conocer la respuesta de los socialistas, si hubiesen sido sus sedes las rodeadas por tan espontánea manifestación de protesta. Pero como siempre, existen diferencias entre los mismos hechos, siempre y cuando provengan de la rancia derecha, con su ideología carpetovetónica, o de la izquierda progresita, poseedora del pensamiento políticamente correcto.
