Ni un Pez por la Borda
Me voy a la cama con mal cuerpo por toda la comida que desperdiciamos, según acaba de denunciar Jordi Évole en su Salvados dominical. Pocas veces se había visto un reportaje sobre este horripilante asunto, que nunca se ha llevado grandes titulares ni ha merecido sesudos reportajes de televisión. Recuerdo haber escuchado hace años un reportaje buenísimo en la BBC Radio acerca del particular, pero pocas veces en la prensa española se ha abordado el tema con la claridad que se ha hecho esta noche. Porque son indecentes y una vergüenza las prácticas de las grandes cadenas de distribución que nos imponen frutas y verduras enceradas y abrillantadas, que no tengan una pequeña incisión en la piel, porque entonces van al vertedero directamente. Pescados que se tiran al mar una vez capturados y muertos, a pesar de ser plenamente comestibles (con una plataforma que denuncia este caso). Productores sometidos a la lógica ilógica del mercado. Clementinas que se dejan pudrir en el suelo de la granja antes de acabar en boca de nadie porque tienen una pequeña tara en la piel, aunque por dentro estén jugosas y riquísimas. Etiquetas que confuden con los conceptos “fecha de caducidad” (a partir de ese momento su ingesta es peligrosa) y “consumir preferentemente antes de” (no pasa nada porque hayan pasado unos días). Con tanta gente que está pasando hambre y que desborda los bancos de alimentos… Nueve millones de toneladas de comida van al vertedero cada año en España. Con los alimentos que tiramos en Europa Occidental y Estados Unidos no se pasaría hambre en el mundo. Qué absurdo es todo. Y, aunque unos tienen más culpa que otros, todos tenemos nuestra parte de responsabilidad en esta tragedia, porque todos somos consumidores… y derrochadores… y desperdiciadores... ¡Feliz Navidad!