Revista Educación

Qué malas son las redes sociales

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Qué malas son las redes sociales

Cada vez que surge una nueva tecnología, una nueva herramienta o una nueva tendencia (ya sea artística, social, o lo que sea) siempre se alzan voces alertando sobre los peligros de esa novedad. Curiosamente, los primeros que se consideran víctimas de estos cambios son los más jóvenes. Así, cuando surgió la televisión (que muchos vieron como una posible herramienta didáctica e informativa) y, globalmente, se decantó más por ser una forma de entretenimiento (muchas veces zafio) que por ser una herramienta cultural, todos atacaban al medio y decían que las generaciones que crecimos con la televisión íbamos a ser una caterva de burros.

Aún ando analizando mis rebuznos cuando surge la nueva enemiga, la red y, más en concreto, las redes sociales. Porque hay muchos bulos, muchas noticias falsas y mucha basura en internet. Muchísima. Igual que en la televisión. Igual que en la radio. Igual que en los periódicos. Incluso (aunque no se lo crean) hay muchos libros que son una basura. Y es que hay mucha gente que dice tonterías y esas tonterías se hacen públicas (¡Oh! Sorpresa).

El problema no está en el medio. El problema está en el uso (muchas veces intencionadamente manipulador, muchas otras veces simplemente idiota con mayúsculas) que las personas le damos a estas herramientas.

Todo esto me ha recordado al surgimiento del Romanticismo, a nuestra magnífica profesora de Literatura Dramática en la Escuela de Actores de Canarias, fallecida hace ahora un año... Esther Terrón nos contaba que esta tendencia surgió rebelándose contra la Ilustración. De la era de las luces y la razón, se pasó a la era del hastío, la idealización de la muerte, y al origen mismo de los nacionalismos (que para mí son todos una falacia). Pero también al regreso al individuo frente al grupo, a una mirada hacia la naturaleza tras la industrialización.

Parece que somos una goma elástica que va y viene. Repetimos el "que viene el lobo" época tras época sin darnos cuenta de que sí, las herramientas pueden ser peligrosas, pero el verdadero peligro somos nosotros mismos. La redes sociales pueden ser un pozo de mierda estilo forocoches o menéame, pero también son una forma sin precedentes de aprender y comunicarnos.

En nosotros está la capacidad de discernir, la obligación de desarrollar un pensamiento crítico en el que apoyarnos para ver o leer cualquier cosa y distinguir si hay que creer o hay que pensar. Y decidir.


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