Que me quede como estoy

Ando cada 30 días haciendo equilibrios, deseando que cada mes se llame febrero, y que el día 10, cuando me ingresa el INEM, llegue antes de lo esperado. No me salen las cuentas. Hace un año que me quedé en paro, y aunque lo interrumpo para cobrar tres o cuatro facturas (de mierda), vuelvo una y otra vez a la cola de demandas, porque entre el autónomo, el irpf, la gasolina, el móvil, los cartuchos de la impresora,  los cd que tengo que comprar para entregar los trabajos, y el sumsum corda, el beneficio (¿beneficio?)no me da ni para pagar la factura de la luz.

Y hoy, que ya había escrito esta mañana una chorrada sobre la segunda persona del plural del español septentrional, me he decidido a abrir de nuevo el blog. No sé si triste o sorprendido, al leer esto.

Me gustaría estar un día  en la mente de un señor que tiene en el banco 22 millones de euros, qué digo en la mente, en su cuerpo entero, y saber si le duele la cabeza un día de cada tres, si la acidez le sale por las orejas, si se despierta a media noche y ya no puede pegar ojo, o simplemente, si cuando se acuesta puede dormir. O necesita mandarse una pirula.

Y luego que me deje como estoy.