Y bien, otra vez aquí frente a las mismas preguntas.
¿Qué monotonía?, ¿qué esperanza?
Probablemente yo, obsesionado por no perder ni la cordura ni la memoria, he trazado un camino hacia mi pasado y he sentado a mis personajes incomprensibles o incomprendidos, ─son unos personajes muy diferentes, pero cada uno representa un aspecto eterno de mi alma─ en su habitual estado de somnolencia, a preguntarse:
¿Qué monotonía?, ¿qué esperanza?
La monotonía de la nieve y de no saber qué ocurre.
La perfecta esperanza de que llegue Godot, de no tener hambre, algún día…
Recordé:
» Leer Más
La nieve cubría el sendero, y una enredadera de hiedra cubría la pared exterior de la iglesia. Supongo que la ebriedad y mi desarrollado sentido del descuido, dadas las circunstancias, cubrían todo lo demás.
─Estás pisando las tumbas, Carlos.
─Es que voy a la deriva… Pensé que esto era solo un sendero y que el cementerio comenzaba un poco más adelante, al dar la vuelta a esta pared.
─Pues… antes era así, pero ahora hay más gente aquí arriba que en el pueblo. También se han marchado los cangrejos del río. Te acuerdas del río, ¿no?
Levanté la cabeza buscando el norte y, con aparente solvencia, señalé hacia donde creía que estaba el Hormazuela; luego, volví a mirar mis pies:
─ ¿Estoy parado sobre la tumba de nuestro abuelo?
─No. La suya es aquella de allí, donde está el perejil. Siempre crece perejil sobre su tumba. Parece mentira, pero la muerte lo ha hecho más humano, todavía…
─Quizás siga obsesionado en no pasar hambre.
─Quizás, quién sabe…, de todos modos, en este pueblo o en Samarcanda hay personas que van así, errantes, de obsesión en obsesión.
A mi prima le tembló apenas la voz, pero me pareció que la causa era incierta. La siguiente frase, incluso, la dijo con un poco de cinismo.
─Hay una mujer que recoge el perejil cuando está crecido, luego lo vende en la ciudad. En este pueblo nadie lo compraría; al menos, es lo que dicen. Yo creo que el perejil es una señal.
─ ¿Una señal de obsesión o de esperanza?
─ De ambas. Puesto junto a otros ramitos de perejil no se ve diferente, así que, ¿qué harías tú, Carlos?, ¿usarías ese perejil? Yo me lo pregunto a menudo.