Portada española del libro
La novela negra es un género prolífico y por el cual se han atrevido muchos autores, dejándonos leer historias de traiciones, crímenes y ajustes de cuentas tan adictivas que las páginas del libro acaban dobladas debido al sudor que provoca sujetar con tanta fuera el libro mientras tratas de contener la emoción que siente al leerlo en público.
Tal y como reza la sinopsis escrita en la contraportada de la edición española “Que nadie se mueva es al mismo tiempo un homenaje y una variación de un clásico dentro de uno de los géneros literarios más duraderos y populares: la novela negra americana, cargado de humor truculento.
Tenor ocasional en cuarteto de barbería, Jimmy Luntz es un jugador compulsivo que acaba debiendo dinero a las personas equivocadas; Gambol es el gorila encargado de cobrar la pasta y darle una lección, y Juárez y El Hombre Alto son las mentes oscuras que lo dirigen todo. La cosa se complica cuando Jimmy comete el error de disparar, y no matar, a Gambol, que desde ese momento convierte la venganza en su razón de vivir. Hay dos millones de dólares sobre la mesa y todos quieren su parte.”
Lo que olvida mencionar es que ese par de millones los tiene controlados una muy desubicada mujer cuyas vivencias se irán entretejiendo poco a poco con las del protagonista, acabando por afear todavía más todo el asunto y revelando aspectos oscuros y truculentos de los más altos estamentos de la sociedad actual.
Porque esto es algo que también sorprende. Cuando uno piensa en “novela negra” evoca imágenes de los años 30, posteriores a la Gran Depresión, de hombres elegantes con trajes y sombreros empuñando ametralladoras Thompson. Mientras que en el caso que nos ocupa todo ocurre en la época actual.
Pero la forma de narrar de Denise Jonson es tan sutil, algo paradójico teniendo en cuenta que las tropelías que sufren los personajes ocurren de manera aparatosa y atropellada (intencionadamente, prueba más de su buen hacer en la narrativa) que tardas en darte cuenta.
Describe paisajes que parecen sacados de hace varias décadas, y de repente hace menciones a la telefonía móvil, la televisión por cable y otros pocos detalles que te hacen ver que todo ese reguero de sangre y trapicheos podría haber ocurrido hace tan solo un par de años, y no un par de décadas.
La lectura del libro se convierte en un ejercicio de reflexión, mientras te tiene en vilo con la próxima barbaridad que pueda ocurrir a continuación, la siguiente penuria por la que tengan que pasar unas personas por las que sientes pena, sí, pero en ningún momento piensas que son inocentes. Esa es la magia del género negro.
Carcayú
Hola, soy Borja Prieto, y soy una bellísima persona, como Ramón Langa.
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