Tal y como están las cosas hoy en día, la realidad me cuesta mucho de entender. Pero sé que escribir me ayuda a entender el mundo e intentaré hacer este ejercicio.
Por un lado, tenemos a un hombre chupiguay y pijoprogre que en una comparecencia pública vergonzosa y endiabladamente confusa intencionadamente, se arrepiente de haber abusado “de alguna” mujer y de haber tenido comportamientos machistas. No caben paliativos en la condena desde el feminismo radical que, quiero recordar, tiene agenda propia.
Y, por si acaso nos hemos olvidado de cuál es esta agenda, paso a recordarla porque es muy fácil. Y que consto que no me considero nadie para repartir o no carnés de feminismo, allá cada una y cada cual con su conciencia.
La agenda feminista consta básicamente de estos puntos. A saber:
– Eliminación de todas las formas de violencias contra mujeres y niñas.
– Abolición tanto de la prostitución como del género.
– Eliminación de cualquier forma de discriminación entre domas y hombres. O dedo de otra manera, igualdad real y total entre mujeres y hombres sin ninguna brecha salarial, por edad, etc.
– Derogación de la legislación que permite la compraventa de criaturas por vientres de alquiler.
Seguramente habrá más, pero ahora no lo recuerdo. El que no puedo olvidar es que el feminismo es un movimiento UNIVERSALISTA que debe unirnos a las mujeres, a pesar de nuestras diferencias hasta conseguir un gran pacto de señoras, como lo denomina la maestra Marcela Lagarde, pareciendo al que los hombres han hecho a lo largo de la historia para mantener sus privilegios y su posición de dominación.
Y precisamente esto hizo Errejón a su discurso coercitivo, confuso y machista: buscar enredarnos en las mujeres en temas como el consentimiento, su forma de actuar, en algún lugar he leído que incluso usaba un cerrojo en la habitación para que las mujeres no huyeron, que las lanzaba sobre la cama de forma violenta, etc. Y no. Estas formas no se pueden justificar por quién se denomina feminista. Y no se pueden justificar porque son formas de violencias contra las mujeres muy variadas. Y feminismo y violencias contra las mujeres son, sencillamente, oxímoron. Por lo tanto, Errejón tiene de feminista el que yo monja de clausura, o sea nada de nada.
Por otra parte, y si nada lo estropea, Trump ha ganado las elecciones en los Estados Unidos de América. Cómo diría mi yaya “que Dios ente *pille confesadas” y no hablo solo de las mujeres de los Estados Unidos de América. No. Hablo de todas las mujeres. Porque, aunque pueda sonar repetitivo, el feminismo es un movimiento universalista y, si pierden derechos las mujeres de allá, todas perdemos derechos. Y el derecho al aborto es un derecho que está en peligro.
El acceso al propio cuerpo y a la maternidad (o no) deseada, debían de ser considerados como derechos humanos de las mujeres y no sujetas a políticas partidistas que van y vuelven según los intereses de cada partido y en cada momento. Y ahora está en peligro en los Estados Unidos.
Todavía no sé cómo encajar que un personaje como Trump que es machista, misógino, xenófobo y no sé cuántos descalificativos más, pueda haber ganado las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Lo tienen que haber votado las mujeres también, por supuesto, pero no me entra en la cabeza. Es, sencillamente horrible para los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las niñas de aquel país. Horrible.
Debe de ser que entre la DANA, el caso de Errejón y el de Trump no tengo buenos días, pero al menos he sacado parte de la tristeza y la rabia que llevaba dentro.
Me gustaría pensar que solo me pasa a mí, pero estoy segura que entre mis hermanas y amigas feministas estarán por un estilo a cómo me encuentro yo de ánimos.
Tenemos mucho trabajo para hacer, pero si algo me da fuerzas es que todo y las confusiones puntuales, somos muchas dentro del feminismo radical y que, por lo tanto, la lucha continúa.
Ben cordialment,
Teresa