Si habéis leído los artículos anteriores de esta serie, recordaréis que comentaba la importancia de, por un lado, mantenerse motivado y, por el otro, de establecer métricas fieles y realistas para medir nuestros progresos.
Teniendo claros los dos conceptos anteriores, lo siguiente que debería deberíamos hacer uso si queremos mejorar nuestra productividad es establecer unos objetivos.
Los objetivos además son geniales porque nos ayudan a mantener nuestra motivación.
Tener una meta nos ofrece la sensación, real o ficticia, de tener un “porque” para todo lo que estamos haciendo. Sin ese porqué, seguramente dejemos de esforzarnos tarde o temprano.
La mera visualización de un objetivo nos ayuda a esforzarnos por llegar a una meta. Aplicar esfuerzo a algo sin un fin es tremendamente ingrato, pero en el momento en el que marcamos hitos a la aplicación de este esfuerzo convertimos la ingratitud en satisfacción personal.
A la hora de establecer tus objetivos, debes tener en cuenta un par de cosas para que funcionen como realmente pretendemos:
Deben estar claramente definidos
Los objetivos difusos sólamente sirven para confundirnos e intentar engañarnos a nosotros mismos. Objetivos como “ser más feliz” no nos llevan a ningún sitio porque ¿qué es realmente ser más feliz? ¿Cuando alcanzamos el objetivo?
Deben ser objetivos realistas
Si te fijas metas imposibles de alcanzar no servirán para nada y seguramente te desmotivarás muy deprisa.
Deben ser difíciles de alcanzar, pero no demasiado
Llegar a una meta solo es satisfactorio si cuesta esfuerzo. Pero si cuesta demasiado esfuerzo, podemos pensar que no merece la pena. Establece un objetivo para el que tengas que aplicarte, pero que puedas alcanzar si te lo tomas en serio.
Deben tener un horizonte a medio plazo
Prever un objetivo a 5 años vista es muy difícil y requiere un compromiso que es realmente complicado de mantener. Debes poder fijar tu objetivo en plazos manejables, como en un trimestre o en un año.
Deben ser el fin último de todo nuestro esfuerzo
A fin de cuentas, puesto fríamente en números, lo que perseguimos al mejorar nuestra productividad personal es mejorar los resultados de las métricas que hemos establecido. Es sencillo fijar objetivos en función a esta mejora. Lo realmente difícil, como comentábamos en el artículo anterior, es establecer las métricas apropiadas.
No hay nada más satisfactorio que marcarse unas metas e irlas cumpliendo poco a poco. La mejora de productividad necesita de objetivos para mantener la ilusión y comprobar que los progresos que realizamos van en la buena dirección.
Personalmente os recomiendo, en general, que establezcáis objetivos en todas las facetas de vuestra vida que queráis mejorar.
Daniel Grifol
Especialista en Desarrollo Web y apasionado de la Productividad Personal. Me encanta aplicar mis conocimientos a la dirección de equipos y la gestión de proyectos.
Blog: danielgrifol.es