A principios de mes un amiguete ornitofriki me propuso una pequeña escapada a la Cerdaña en el Pirineo catalán.
Me permito el chiste fácil, pero es que es así, mi colega tiene la cabeza llena de pájaros, y ya había reunido a un cuarteto de ornitofrikis de tomo y lomo. Una plaza le quedaba vacante, así que no me lo pensé dos veces.
El objetivo era ir a buscar lo que habían denominado como "cuarteto catalán", ni más ni menos que; alcaudón chico, perdiz nival, mochuelo boreal y urogallo,... casi nada.
Los ornitofrikis tienen un curioso vocabulario, y entre su tecnicismos destacan otras palabrejas que sólo entienden en el mundillo. Por ejemplo, Bimbo, así es como un ornitofriki denomina el ver por primera vez una especie pájaro que nunca había visto. En este caso nos encontrábamos ante la búsqueda de 4 bimbos, y hacer un bimbo con ésta gente, es más difícil que envolver un triciclo.
Las esperas y búsquedas fueron la mar de interesantes, y yo aparte me llevé otro bimbo pa mi (alcaudón norteño).
Tuvimos la suerte de pillar a la que se cree que puede ser la última pareja de alcaudón chico que queda en España, criando en una finca cercana a Lérida. Este curioso alcaudón es un migrador de alta distancia, y ésta pareja puede ser una de las últimas que estén migrando a África por Europa occidental.
Aunque lo más emocionante fue andar en busca de la perdiz nival (Lagopus mutus), poblaciones aisladas, plumaje de camuflaje, y encima hay que buscarla por encima de 2.500 metros. A por ella!
En busca de la perdiz nival. Al fondo se ve un comportamiento de ornitofriki extremo, capaz de subirse al hombro un telescopio hasta los 3.000 metros.
¡Y aquí nuestra amiga! Se ve que ya estaba cambiando el plumaje. En invierno es totalmente blanca, y conforme se retira la nieve, su plumaje se va tornando más oscuro, fascinante lo que se parece su plumaje al color de la piedra. Y confía tanto en su camuflaje, que no saltó del suelo hasta que estábamos a menos de 10 metros.
Al final no cayó todo... faltaron urogallo y mochuelo boreal,... excusa para volver otro año
Las fotos son de Javier Gómez, ¡gracias!