Paseando por Girona me fijé en una pintada en la que figuraba la siguiente frase: “la pereza es el hábito de renunciar a pensar.”
En esta semana dedicada a la pereza, quiero tomar esta afirmación tan contundente como punto de partida para acometer este post e intentar dar algún consejo para que, llegada la situación, seamos capaces de solventarla. Para entenderlo bien, deberíamos primero contextualizar la afirmación ya que no hablamos de “pensar” sino que lo nuestro es el “movimiento”, por tanto el resultado de la nueva frase sería que la pereza es el hábito de renunciar a ponerse en movimiento.
Es cierto y a todos nos pasa que en ocasiones no tenemos ganas de ponernos el mono de trabajo y salir a hacer esos kilómetros que teníamos previstos para hoy o ese entrenamiento señalado; nos sentimos pesados, apáticos, desganados y vagos y cualquier excusa es fantástica que pueda justificar una ausencia hoy en el gimnasio o en las calles, aún a sabiendas que si te quedas en casa, en la cama o en el sofá, sabes que será peor porque el remordimiento de conciencia te va a pesar como una losa, con lo cual tienes dos problemas.
Pero ¿qué hacer en una situación como esta? Bien, lo primero que me gustaría aclarar es que no deberíamos confundir pereza con sobre-entrenamiento, ya que uno de los síntomas de este último es justamente la pereza ante el ejercicio, de manera que llegados a este punto sí que es necesario hacer un parón más que recomendable de uno o dos días antes de proseguir la marcha. Tu cuerpo te lo agradecerá.
Si no es así, ¿qué hacer entonces? Te propongo lo siguiente:
- Ser capaces de ver la parte positiva, esto es, la pereza nos induce a ver las dificultades (cuesta salir de la cama, lo bien que se está en el sofá, lo pesado/a que te encuentras hoy…) antes que los beneficios, por tanto hay que ser capaz de darle la vuelta.
- Otra opción sería pensar en los perjuicios… ¿qué efectos tendrá no hacer aquello que deberíamos hacer?
- Intentar tener un grupo de amigos con los que compartir afición. De esta manera la motivación de una sola persona se convierte en la suma de varias motivaciones juntas.
- A ser posible llevar a cabo un buen plan de trabajo. A veces se dejan de hacer cosas por no tener claro cómo abordarlas. Un plan de entrenamiento te ayudará a ordenar y organizar tu tiempo y te hará más fácil poder llegar a conseguirlo.
Y si todo esto no funciona, llegamos a la madre del cordero que es fijarse en ese colega tuyo que acostumbra a publicar todo lo que va haciendo, tiempos incluidos, y que parece que nunca se cansa de hacer cosas. Sí, ése!! Ese al que le tienes una especie de rabia bien entendida y de sana “pelusilla” porque el tío, sin ser mucho más que tú, parece que no se canse nunca de hacer cosas el cabrón!! Pues bien….mira su último watsapp, o entrada en Facebook, toma buena nota, mírale a los ojos, desafíalo y por tu madre … sal a correr un rato!! Que no te venza la pereza!!!
David M.
Bibliografía:
http://tusbuenosmomentos.com/2010/10/como-superar-la-pereza/