Revista Opinión

¿Qué nos dice el Centrismo a estas alturas?

Publicado el 12 junio 2017 por Santamambisa1

¿Qué dice Centrismo estas alturas?

Por: Iroel Sánchez

El pasado viernes la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, fue ambigua ante la prensa al ser interrogada sobre si Estados Unidos tenía un proceso judicial en marcha contra el fundador de Wikileaks, Julian Assange. Al responder la pregunta de un periodista “¿Hay un caso de EE.UU. contra él?”, la señora Nuland respondió: “Yo te voy a enviar al Departamento de Justicia , porque yo realmente no tengo los detalles. ¿De acuerdo? Gracias, chicos.”

Era la misma interrogante que la cancillería ecuatoriana había dirigido al gobierno de Estados Unidos antes de decidir acoger en su embajada en Londres  a Assange. El gobierno norteamericano negó la respuesta, aduciendo que se trataba de un tema bilateral entre Ecuador y Gran Bretaña.

Pero como los mismos documentos revelados por Wikileaks muestran, Washington casi nunca dice lo que piensa ni actúa de acuerdo a lo que dice. Como si se dirigiera a una república bananera, tan comunes en el pasado de América Latina pero hoy cada vez más escasas, un editorial del diario norteamericano The Washington Post amenazó este lunes al presidente ecuatoriano Rafael Correa con represalias económicas por su decisión de dar asilo a Julian Assange.

Un medio tan cercano al stablishment norteamericano desmiente así las declaraciones de los representantes de Estados Unidos que intentan mantenerlo alejado de un asunto en el que parece estar involucrado hasta las orejas y en el que puede cosechar una nueva derrota ante una América Latina que se ha mostrado mayoritariamente unida en respaldo a la decisión de Ecuador. Si tanto los cancilleres de los países miembros de UNASUR como los del ALBA necesitaron minutos para adoptar posiciones de apoyo a Ecuador ante las amenazas de Gran Bretaña de invadir su sede diplomática en Londres, el Departamento de Estado lleva días en ascuas tratando de no mostrar lo evidente.

La más reciente Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias hizo palpable el aislamiento de Washington en el continente en temas como el bloqueo a Cuba y la ocupación colonial de las Islas Malvinas por Gran Bretaña; y la reunión de cancilleres de la OEA convocada para este viernes -con la oposición de Estados Unidos, Canadá y Trinidad Tobago- para tratar el asilo a Assange por Ecuador podría ser un nuevo capítulo de esa rebelión.

Aunque la mentalidad bananera retrocede en Latinoamérica pero no en Estados Unidos y España, recordemos el modo, revelado por Wikileaks, en que los diplomáticos norteamericanos trataron a las autoridades ibéricas en el caso del camarógrafo español asesinado por militares norteamericanos en Iraq, José Couso. Quizás por eso, el mismo día en que sesionaba la reunión del ALBA en apoyo a Ecuador, El Nuevo Herald de Miami y la agencia de prensa española EFE  convertían en titular otro editorial del Post que pretendía desenterrar la fracasada campaña contra Cuba a raíz del accidente en que se vieron involucrados dos políticos europeos de ultraderecha que cumplían tareas relacionadas con la estrategia de “cambio de régimen” del gobierno norteamericano contra la Isla. Sin embargo, la época de los imperios al sur del Río Bravo parece haber quedado atrás y sólo en Miami y Españistán, esas repúblicas bananeras ubicadas en territorios del Primer Mundo, hacen caso de las amenazas del Washington Post. (Publicado en CubAhora)

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Por Jorge Ángel Hernández

Más en corredores mediáticos internacionales de cierto grado académico que dentro de Cuba, se ha intentado difundir la idea de que se está desarrollando una corriente centrista democrática en el ámbito político nacional. La pretensión es, en principio, artificial; una construcción desde la teoría que cuenta con el concurso de medios de divulgación que no abundan demasiado en sus bases, sino en el paquete de síntomas que hacen lugar común cuando de Cuba se habla. Desde la perspectiva estratégica con que se maneja actualmente la política convencional, no acudir a las bases –propias o del adversario a derrotar– es esencial. Solo así se entra en lo que se ha llamado la estetización de la política y se la convierte en ejercicio de banalización del trabajo por el mejoramiento de la sociedad.

Las bases actuales de ese centrismo artificial se fundamentan en la llamada tercera vía política, globalmente impulsada por Tony Blair, aunque centrada en cinco puntos básicos desarrollados por el sociólogo Anthony Giddens, ideólogo por antonomasia de esta tendencia. Los cinco puntos de Giddens son:

  1. Dominio e implicaciones de la Globalización
  2. Banalización del significado de la izquierda y la derecha como posiciones políticas
  3. Individualismo como marco de los objetivos ciudadanos
  4. Descrédito de todas las mediaciones políticas
  5. Integración de los problemas ecológicos a la política social[1]

Su historia se remonta mucho más atrás en el tiempo, cuando la socialdemocracia europea buscaba la salida más ética, aterrada en verdad por el avance de los cambios revolucionarios que partían de las concepciones de Marx y Engels acerca del estado burgués y se hacían realidad con la Revolución socialista de octubre, de la cual Lenin era líder e ideólogo fundamental. Así, del mismo modo en que Max Weber propuso el protestantismo como opción a la revolución a la que Marx llamaba, la tercera vía de hoy intenta rescatar, con nuevo pedigrí, las normas contractuales del capitalismo, sobre todo a través del sistema de Partidos Políticos que legitima, en el propio sentido weberiano, el dominio de clase mediante un sistema que se auto titula democrático por antonomasia.

¿Qué dice Centrismo estas alturas?
La colección de palmas del Jardín Botánico de Cienfuegos (JBC), -considerada entre las 10 más importantes de América Latina-, recupera el esplendor al reincorporar ejemplares valiosos de un patrimonio.

Duany Suárez Oropesa, especialista de esa institución científica, declaró a la AIN que en los últimos años el rescate de ese tipo de árbol propició crecer no solo en número de ejemplares, sino en variedades, las cuales descendieron en el año 2000 a unas 190.

Aseguró que el objetivo es acercarse a las 300 especies registradas antiguamente en el arboretum, y para ello ha resultado importante el intercambio con centros homólogos de otras regiones del país, en especial de Las Tunas y La Habana.

Entre la colección del cienfueguero vergel destaca la avenida de palmas reales, con más de 100 años, que preside la entrada desde el antiguo ingenio Pepito Tey hasta el interior del propio Jardín.

Señaló Suárez Oropesa que constituye otra de las curiosidades el Coco de las Maldivas, ejemplar único y macho, con 60 años, y cuyo fruto está considerado el más grande sobre el planeta, muy semejante a los glúteos de una mujer.

Allí atesoran un solo árbol de la planta denominada Talipó, que clasifica como la de hojas más anchas en el universo vegetal con cuatro metros, mientras su inflorescencia ocurre a cinco metros de altura.

Según la última edición del Anuario de Ciencia y Tecnología de Cienfuegos, durante el 2010 el Jardín Botánico local incrementó en 30 nuevas variedades dentro de las colecciones de plantas vivas, y 14 únicas cambiaron su categoría al contar con tres ejemplares.

El JBC fue fundado en 1901 por el hacendado norteamericano Ewing F. Atking, con el objetivo de desarrollar cañas para el cercano ingenio llamado entonces Soledad del Muerto.

Posee 94 hectáreas, siete de ellas de bosque natural preservado, en tanto, alberga más de mil 417 especies y de ellas unas 500 son ejemplares únicos.

Tomado de Portal de la ciencia cubana

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Acudir hoy a ello significa que se reconoce el callejón sin salida de las reformas hechas por el capitalismo global (por ejemplo, el llamado Estado de Bienestar o las proyecciones económicas de Keynes o Stiglitz), pero se acude a la utopía de una sociedad mejor a través de ese mismo capitalismo depredador de los recursos del Planeta, las posibilidades de la economía (grandes Consorcios concentran cada vez más la propiedad y la industria)[2] y el ejercicio del poder político (mediado por esos mismos monopolios empresariales). Desde la tercera vía se intenta, sobre todas las cosas, desacreditar la posibilidad de cambiar el orden de dominación política global que se sustenta en la reproducción del capital. Estado burgués y reproducción concentrada de capital están en estrecha vinculación y dependencia. Así, se busca neutralizar toda posibilidad revolucionaria y se garantiza la permanencia del contrato social con la ciudadanía. Se asume, por tanto, que la diferencia de clases es inevitable y que la sociedad congratula a los más aptos para la adaptación. El socialismo plantea, por su parte, la desaparición del estado como meta de partida hacia la nueva sociedad, lo cual dejaría sin esencia el concepto contemporáneo de la propiedad

Los puntos focales en el individualismo de éxito son en realidad casos de excepción, como se hace con las leyendas de determinados individuos que gracias a los resultados de su gestión profesional han emprendido el camino de la concentración de capital hasta llegar a ser millonarios con mucho seguimiento mediático, farándula incluida. Sean programadores de software, artistas o comerciantes de bienes culturales, necesitan de que se ponga en marcha lo que Mészáros llamó el metabolismo social del capital.[3] Napoleón arengaba a su tropa asegurándole a los soldados que cada uno de ellos llevaba el bastón de Mariscal en la cintura, solo tenía que ganarlo en la batalla. Muchas batallas ganaron sus soldados sin que ninguno calzara el bastón de Mariscal, por cierto. Se trata, en suma, de un proceso de manipulación simbólica de los deseos del individuo. Propaganda y consumo arraigan como objetivo de realización personal alcanzar ese paquete de aspiraciones que el propio marco cultural ha sembrado a través de las bases pragmáticas de la educación.

Por último, los planes ecológicos, cuando los hay, responden a regulaciones en papel que dan barniz a la depredación empresarial y a la extracción indiscriminada de los recursos del Planeta. El capitalismo lo plantea de esa forma por necesidad sistémica, así que es imposible detenerlo con un paquete de regulaciones que a la postre se incumplen. La maquiavélica boutade de Trump de salirse del Acuerdo de París de 2015 revela, a contracorriente, la hipocresía de esta postura.

En Cuba, por si fuera poco, la tradición de ideas socialdemócratas es casi nula;[4] en la actualidad estas han sido asumidas por algunos activistas (la mayoría no muy claros de su legado teórico, o sencillamente desconocedores de sus bases) y por algún que otro intelectual que busca una vía de apariencia menos radical para enfrentarse a la transformación revolucionaria. La contra revolución tiene en Cuba un número escandalosamente ridículo de simpatizantes y una cifra aún mucho más reducida de personas tentadas a seguirla. Las conductas centristas, en su inmensa mayoría, responden al tercer punto de Giddens, es decir, a buscar de modo individualista la solución a los problemas de la sociedad. En concreto y a la cubana común: resuelvo lo mío, y los demás que luchen.

Por último, las tendencias de tercera vía que intentan deslizarse en Cuba se hallan asociadas a las tendencias de socialismo alternativo que planteó la contra revolución de Guerra Fría del siglo XX, es decir, a la subversión que se camufla de verdadera doctrina socialista para captar simpatía entre los propios revolucionarios. Su difusión pasa por el financiamiento que sale del departamento del Tesoro estadounidense para lo que llaman el programa de reinstauración de la democracia en la Isla. Una y otra vez se han desclasificado, o se han puesto al descubierto por ejercicio periodístico, las vías de inyección de ese financiamiento y sus objetivos de destino. En este sentido, el reinicio de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos persigue el claro propósito de avanzar en objetivos no cumplidos mediante el bloqueo económico y el asedio mediático. Así lo dijo Obama claramente, intentando un regreso un tanto post a la política del buen vecino, de conjunto con la de la zanahoria de la moda y el deslumbramiento tecnológico y, sobre todo, buscando alguna reducción de los millones que con ese objetivo sacan al contribuyente norteamericano.

De ahí que al pensamiento que se alía al centrismo democrático no le quede otro remedio que pactar con el plattismo. Y el plattismo es, sin más vueltas de tuerca, la aceptación contractual del dominio y la injerencia estadounidense. De ahí, por demás, que ese pensamiento centrista sea tan agresivo con el proceso revolucionario cubano –al punto de diagnosticar como fracaso lo que es mérito y ganancia social y cultural indiscutible– y que opte por el silencio cómplice cuando se manipulan según los patrones de propaganda negra puntos de confrontación abierta que subyacen en los fundamentos históricos del pensamiento cubano. La permanencia del bloqueo económico, comercial y financiero, abrumadoramente condenado en la Asamblea de la ONU durante años sucesivos, es el ejemplo cardinal de esta conducta, pues se suele decir que el bloqueo es pretexto y no causa de la mayoría de las carencias del cubano común, como el acceso a una conexión normal a Internet, para poner solo un ejemplo del que el Bloqueo es un completo responsable. La ilegal existencia de la Base Naval de Guantánamo, fruto de la Enmienda Platt[5] es aun otro punto que esta tendencia suele banalizar a priori, convirtiendo en indiferencia cínica su acunado plattismo.

La sola idea del centrismo democrático revela su carácter de construcción artificial, de propaganda, con la cual la subversión de posguerra fría busca ganar un poco más de tiempo para devolver al cubano la percepción de que la hegemonía capitalista es inevitable y, por tanto, es necesario acudir a un “mal menor”. Curiosamente irónico, porque desde esa posición se ataca a las medidas de economía mixta que la actualización del modelo pone en práctica, llamándolas centristas, mientras al mismo tiempo la emprenden con las normas de regularización y control, tildándolas de atraso y de ejercicio excesivo del poder político.

Este centrismo, tropical e instantáneo, trabajosamente deslizado entre el sector más joven, y coherente con su intención de regreso al sistema de Partidos Políticos, se muestra más como un intento de programa electoral que como una plataforma social de alguna perspectiva futura, al menos si depende de sus propios preceptos y no de alguna fuerza exterior que lo coloque “por encima de la sociedad”, como al estado burgués. Una de las pruebas de ello es ver hasta qué punto sus argumentos se quedan en la manipulación de síntomas, o sea, en el modo de diagnosticar acerca de las carencias y necesidades de la sociedad cubana.

El consenso de juicio conceptual al que el centrismo acude es anterior al hecho mismo, lo cual no armoniza en modo alguno con el equilibrio al que aluden sus teorías.  Dicho una vez más a la cubana común: lo mismo con lo mismo; aunque, eso sí, con fuentes no muy claras y más o menos generosas de financiamiento, y una nueva apariencia tecnológica.

[1] V. Anthony Giddens: The Third Way: The Renewal of Social Democracy, Cambridge, 1998 / La tercera vía. La renovación de la socialdemocracia. Traducción: Pedro Cifuentes Huertas, Santillana S. A., 1999, ISBN: 968-10-0797-7.

[2] Véase, por ejemplo, como apenas dos Consorcios comerciales son dueños de la mayor producción editorial del Planeta en español: Jorge Ángel Hernández: “Consorcios comerciales en la industria del Libro”, Cubaliteraria, Semiosis (en plural), http://www.cubaliteraria.cu/articuloc.php?idarticulo=19848&idcolumna=29

[3] Iztván Mészáros: El desafío y la carga del tiempo histórico. El socialismo en el siglo XXI, Traducción de Eduardo Gasea, Anayansi Jiménez y Gladys Sanz, Vadell Hnos. Editores C.A., Caracas, 2008, 427 pp. ISBN: 978-980-212-465-7.

[4] Véase Elier Ramírez Cañedo: “La tercera vía o el centrismo político en Cuba”, en Cubahora, 29/05/2017 http://www.cubahora.cu/politica/la-tercera-via-o-centrismo-politico-en-cuba

[5] La Enmienda Platt es un apéndice al proyecto de Ley de los Presupuestos del Ejército aprobado por el Congreso de Estados Unidos, e impuesto como parte del texto de la primera Constitución de la República de Cuba, elaborada por la Asamblea Constituyente de 1901, bajo la amenaza de que si no la aceptaba, Cuba seguiría ocupada militarmente. Véase más en EcuRed, https://www.ecured.cu/Enmienda_Platt

(Tomado de OgunGuerrero)


Archivado en: Cuba Tagged: Anthony Giddens, Centrismo en Cuba, Sistema político cubano, Socialdemocracia, Tercera vía en Cuba
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