El círculo se cierra. El estreno de Jurassic World en España será el próximo día 12 de junio, y con él podremos ver lo que llevábamos 22 años esperando: la apertura de puertas del parque temático más asombroso de todos los tiempos. Sé que a veces confundo esta web/blog con mi biografía personal, pero lo cierto es que no puedo evitar ciertas cosas, y la nostalgia me invade haciéndome compartir con todos vosotros parte de mi infancia, y querer contar cómo viví aquellas obras maestras de Steven Spielberg que para bien o para mal marcaron a una generación.
Todo comenzó en el año 1993. Yo apenas levantaba un palmo del suelo como quien dice, era todavía muy joven incluso para entender muchas cosas de las que se narraban en aquella misteriosa película. Recuerdo casi como su fuese ayer el día en que mis padres me llevaron a verla. Un polideportivo transformado en cine de verano en mi barrio fue el sitio elegido para degustar tal experiencia y, aunque aquellas instalaciones todavía siguen operativas, aquel cine al aire libre desapareció con el paso de los años.
La proyección estaba a punto de comenzar, y el público poco a poco fue llenando aquel recinto arenoso. Las butacas de metal incómodo provocaba todo tipo de dolencias y posturas extrañas para conseguir la comodidad de los que habían olvidado sus cojines en los que sentarse. El tiempo avecinaba lluvia para aquel día, pero nos respetó, al menos en lo que a agua se refiere; el viento, un fresco casi otoñal y algunos rayos a lo lejos parecían querer ensombrecer aquella velada, pero ni por esas se arruinó. ¿Recordáis aquellas mantas feas de Iberia con cuadrados grises y blancos? No sé por qué había al menos una en cada casa, o al menos en las que yo recuerdo. Aquella manta fue nuestra fiel aliada aquella noche de fantasía.
Jurassic Park (1993)
Es cierto que a día de hoy, casi 22 años después la censura y la permisividad de los padres modernos han estropeado aquellas noches de cine. La censura presente y la obsesión de no querer que los niños crezcan viendo cosas violentas o de contenido sexual se ha endurecido absurdamente. Puedo entender que hay películas que un niño no tiene por qué ver, pero seamos un poco lógicos a la hora de evaluar un tipo de cine que, a decir verdad poseía una crudeza inocente y sin excesos.
Unos cuatro años después, Spielberg regresó a la carga con las novelas de Michael Crichton, en la segunda parte: El Mundo Perdido. En esta ocasión acudimos a un cine comercial tradicional, el del barrio también; aquel que ahora está solitario, que sobrevive a duras penas y que cada día acude menos público al haber cambiado lo antiguo por los grandes multicines actuales con sus pantallas gigantes, equipados con sonido Dolby Atmos, y todo tipo de comodidades. Lo cierto es que se han esforzado en modernizarse, y han actualizado al formato digital, introducido 3D, un nuevo sistema de sonido, pero no hay manera; está condenado al cierre, tristemente en un futuro no muy lejano.
El Mundo Perdido (1997)
En estos pequeños multicines, pude disfrutar de su segunda parte que, aunque no es ninguna maravilla, no dejaba de sorprender al público con muchas de las escenas que se me quedaron grabadas en la memoria como por ejemplo: la noche en la que los velociraptores atacaban a los tíos que andaban por un campo con la hierba muy alta, las nuevas persecuciones del T-Rex, o éste en la gran ciudad cuando se lo llevan para tratarlo como una atracción de circo a lo King Kong de finales del siglo XX. Claro que ya me pilló un poco más mayor, y todo parecía un poco diferente, aunque manteniendo su misma esencia. Los dinosaurios estaban de moda, y aquella época nos saturaron también un poco con el género trayéndonos un año después un remake de Godzilla con Matthew Broderick. Pero no olvidemos que también vinieron títulos más originales como Men in Black, la primera, la original y ninguna más. El resto ni me las mencionéis. Y hablando de continuaciones malas, aquí llega el momento de hablar de un título del cual torturó mi cabeza durante mucho tiempo, un producto tan malo que a día de hoy todavía no he superado el trauma, y que por culpa de aquella cosa, y las barbaridades que están sacando en los últimos años; años de remakes, reboots de todo tipo y sin alma, han conseguido que dude de Jurassic World, aunque tenga unas ganas tremendas de verlas a cada día que pasa, y no es otra que: Jurassic Park III.
Año 2001, la espectación era grande y siguiendo la tradición de una película cada cuatro años llegó la tercera entrega. Ya con uso de una capacidad de raciocinio mayor que cualquiera de las anteriores, acudí al cine del lugar de costa en el que me encontraba pasando mis vacaciones de verano. No puedo expresar lo que sentí con aquella "cosa" que habían hecho. La dirección a cargo de otro director: Joe Johnston, y el regreso del señor Sam Neill no fue otra cosa que una auténtica cagada. El despertar de los teléfonos móviles al alcance de casi todos, hizo crear una trama con un dinosaurio que se tragaba uno de estos aparatos, y al sonar la musiquita del tono de llamada podían localizarle. Menuda tontería. Y bueno el despropósito del guión y la dirección mejor ni hablar. El chaval que se pierde en la isla cuando sobrevolaba la misma con un paracaídas atado a una lancha o a un barco, no recuerdo. Pero es imposible que un adolescente aguante tanto tiempo en aquella isla llena de dinosaurios en total libertad. Que no, que no ¡y que no!
Pero como mucha gente cree, no es que las primeras películas nos impactasen a todos por pillarnos de niños, ni mucho menos. Hay muchos que las vivieron con más edad y todavía recuerdan aquellos momentos en el cine disfrutando de una forma increíble. Lo que pasa es que los tiempos han cambiado, y el cine comercial nos regala pocas sorpresas para bien; está todo muy visto. Los estrenos no llaman la atención y, como he mencionado antes, lo único que se ve son remakes, reboots, spin-offs y demás material reciclado. Ese es el principal problema. Que la saga Jurassic Park pueda resucitar con Jurassic World, no sé si quiero. Hay cosas que es mejor dejarlas donde están, como Die Hard después de su tercera entrega (para mi puede que la mejor), o como algunas otras. Iré al cine con 22 años más que aquel día cuando era todavía un niño. Pero algo me dice que no voy a salir contento. Ojalá me equivoque.
¡Animaros a dejar un comentario con vuestra experiencia de juventud con la saga Jurassic Park!
Impactante afiche de Jurassic World (2015)
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