Que cualquier encuesta del CIS u otras recojan el malestar ciudadano por los políticos, parece ya una obviedad. La gente se queja de todo el mundo, son culpables de todos nuestros males, de que viajan en primera y de que no resuelven nada, en muchos casos son inútiles, en otros son corruptos y un largo etc. que todos entendemos, compartimos y aumentamos.
Pero cambiemos la veleta y mirémonos nosotros, el pueblo, los individuos. ¿qué sucede con nosotros, la ciudadanía?, porque si de verdad nos molestara la corrupción que alguien me explique qué ocurre en Valencia, donde se ríen de todo lo que atañe a una red, por ahora el mayor caso de corrupción política, en cuantía de pelas y de gente, demostrada su existencia, con prácticas corruptas de compraventa de voluntades con regalos personales, familiares, y partidistas, vamos, financiación política, todo para realizar negocios excesivamente lucrativos, de los de beneficio fácil para su bolsillo y encarecimiento de costos para los ciudadanos que pagan.
O me cuente alguien lo de Castellón, con sagas de apellidos centenarios gobernando, varios jueces cambiados durante años para no imputar cargos que posteriormente se ‘consumen’ en el tiempo. Y de Murcia y sus campos de golf y negocios de agua y construcción de miles de viviendas en cualquier parte… Despilfarros que se ven a simple vista sin necesidad de que nadie cuente nada en prensa o libros, etc. etc.
Si miramos para otro lado, encontramos Andalucía y para empezar, los ERE. (Muy mala pinta tiene el asunto, tendrá graves efectos). Pero aquí parece que la ciudadanía, en este caso sí, castigará esas prácticas, incluso atenderá a las familias y sus relaciones, sean éstas, delictivas o no, porque entendamos que no tiene que ser todo chungo por el mero hecho de tener vínculos familiares. Pero parece que desde este lado de la acera se exige de otra manera. A nadie se le ha ocurrido nombrar al yerno, Sr. Agag y sus negocios, vinculados a la familia Aznar y sus relaciones políticas, en cuantías extremadamente de mayor tamaño y complejidad.
Por descontado que parece tendrán más individuos focalizados aquellos partidos que mas cargos tengan, y sacarán pecho los partidos pequeños, incluso los nuevos que aparecen para presentarse y regenerar esto, dicen, pero sin mirarse a sí mismos, lo que dicen y hacen, lo que dijeron e hicieron. A quien afecta el problema realmente, es al conjunto de la ciudadanía, en cada parcela de intervención, a su nivel y no más lejos. Todos machacarán a los otros, sin mirarse el ombligo, serán capaces de hablar de tolerancia, el mismo día que han criminalizado a un adversario político, o a un ciudadano que piensa distinto. Esto se ve perfectamente en los pueblos.
Todos mezclarán la vida de cada familia de cargo público para evitar que la mirada se pose en los imputados de cada uno, así el ventilador está puesto en el ‘todos los políticos son iguales’. Pero si algo de verdad encierra esa frase será la parte de similar que tendrá considerar que todos nosotros políticos o no, somos iguales. Todos nos vemos en el espejo mejor de lo que somos y si encima unos saltan a la arena política como futuros nuevos candidatos lo harán desde el privilegio inmaculado y acusador, según ellos.
Lo preocupante de estas cuestiones no es que se produzcan, sino cómo se combaten. O mejor dicho como se aceptan masivamente por los que dicen estar hartos de los políticos. La gente parece decir: ‘Son unos capullos, pero son mis capullos’. Así que primero tomarán el poder que es lo que de verdad interesa en amplios sectores de votantes y luego ya veremos. Ah, los problemas, ¿qué problemas? Si en cuanto echemos a este y se ponga mi primo ya veremos el mundo color de rosa.
Lo preocupante de estas prácticas es que cada vez en mayor medida se aceptan entre la gente, como normales, y tienden a salvarse si se acercan a los postulados políticos de cada uno, mas a la derecha desde luego. Suelen comprenderse en ámbitos locales, ayuntamientos y comunidades de mejor manera que en el nacional, supongo que a escala país queda más lejano las prebendas obtenidas de ‘mejora’, por ejemplo ese aeropuerto que no sirve para nada pero, es nuestro, o esa carretera metida bajo tierra que no ha mejorado la existente, pero me han hecho un jardín (a pesar de que la Casa Campo estaba colindante) o esos edificios maravillosos, que no podrán ser usados, pero son míos, o esos créditos masivos de las Cajas de Ahorros locales a proyectos vinculados al partido gobernante, etc. etc.
Claro, claro, los naturales de cada zona luego se quejarán al Gobierno de España, de que estamos en crisis y de que esto no puede seguir así y que hay que gastar menos, etc. etc. Los ciudadanos nos merecemos…, lo que nos ganemos ¿Dónde quedó la responsabilidad ciudadana? Italia, que cerca estás.