¿Qué oculta la NOVELA GRÁFICA que destapó la Feria del Libro de Córdoba?
Beibi Kebab es un nombre que provoca tantas sonrisas como preguntas. ¿Qué hay detrás de ese seudónimo, de esa combinación aparentemente caótica? La respuesta está en la sensibilidad que se esconde entre las páginas de su novela gráfica “Tinto Rosado Blanco Naranjo”, presentada en la Feria del Libro de Córdoba. Pero esta historia no se trata solo de un viaje a Mendoza ni de una degustación de vinos; es una exploración profunda del vínculo más primario y enigmático: el de una madre y su hija.
Origen de la foto: Beibi Kebab, en Córdoba: “La novela gráfica es el género que me da la oportunidad de abrir mi pequeño universo” | Espectáculos | La Voz del Interior
“Tinto Rosado Blanco Naranjo”: Más que un viaje, una inmersión emocional
Cuando se trata de literatura gráfica, la etiqueta de “cómic autobiográfico” no es suficiente para encasillar lo que Beibi Kebab ha hecho con “Tinto Rosado Blanco Naranjo”. Este no es el típico relato de aventuras o fantasías. Es un delicado entramado de recuerdos, emociones y sensaciones, donde lo visual y lo narrativo se entrelazan. Aquí, un viaje a Mendoza sirve como telón de fondo para una conversación con su madre que trasciende las palabras. Entre vinos y montañas, la autora convierte momentos cotidianos en una experiencia sensorial completa.
Es un relato que se dibuja tanto en el presente como en los recuerdos. Cada sorbo de vino y cada caminata se transforman en metáforas visuales de los vínculos que nos unen y nos separan de nuestros padres. El lector, entonces, no solo sigue la historia, sino que la siente. Como dijo alguna vez Gabriel García Márquez: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”. Beibi Kebab parece haberse apropiado de esta máxima, dándole forma gráfica a una memoria compartida.
El viaje a Mendoza, ¿un pretexto para la exploración interna?
El viaje a Mendoza podría parecer un simple escenario, pero bajo la pluma de Beibi Kebab, se transforma en una excusa perfecta para conectar emocionalmente con su madre. Al igual que las mejores novelas gráficas, esta obra utiliza lo visual para reflejar lo emocional. Las degustaciones de vino en la región vitivinícola se convierten en momentos clave, donde los sentidos se agudizan y los silencios dicen tanto como las palabras.
Este viaje se convierte en el punto de partida para la reflexión sobre la memoria y la identidad, temas recurrentes en la obra de Beibi. Cada viñeta es una pincelada de su universo interior, donde las fronteras entre lo personal y lo universal se desdibujan. ¿Acaso no somos todos hijos de las historias que nos contaron nuestras madres? Beibi Kebab nos recuerda que la memoria no es solo un ejercicio mental, sino una experiencia multisensorial.
¿Cómo define Beibi Kebab su estilo artístico?
Hablando de su estilo, Beibi Kebab tiene algo claro: el dibujo no es simplemente una forma de contar historias, es una forma de experimentar el mundo. Ella misma ha definido su obra como un “universo hipersensorial”, donde los colores y las formas se entrelazan para dar vida a sensaciones complejas. Su uso del color, por ejemplo, no es meramente decorativo, sino que transmite emociones profundas. El “rosado” del título evoca dulzura, pero también una fragilidad latente; el “blanco” es paz, pero también un espacio vacío donde todo es posible; el “naranjo” es energía, es vitalidad, es el latido de la vida misma.
Beibi se decanta por técnicas y materiales que le permiten crear una experiencia visual que envuelve al lector. Cada página, cada viñeta está pensada para estimular no solo los ojos, sino también la mente y el corazón. La elección de sus herramientas es, entonces, parte esencial de su narrativa, dándole a su obra un toque personal e irrepetible. Es, en cierto modo, como un buen vino: cada botella es única y ofrece una experiencia diferente según quién la deguste.
El vínculo madre-hija: el verdadero protagonista
Aunque el viaje y la estética visual son fundamentales, lo que verdaderamente late bajo cada viñeta es el vínculo entre madre e hija. Este lazo, que a menudo se da por sentado en nuestra vida cotidiana, se despliega aquí con toda su complejidad y belleza. Beibi Kebab utiliza su obra para rendir homenaje a las relaciones familiares, sin edulcorarlas ni idealizarlas. En su lugar, las presenta tal como son: una mezcla de amor, conflicto, recuerdos y reconciliaciones.
¿Pero qué significa realmente este vínculo para Beibi Kebab? Como todo en su obra, la respuesta está en las emociones, en esos momentos pequeños pero significativos. Las conversaciones con su madre durante el viaje a Mendoza son tanto físicas como emocionales, donde las palabras parecen importar menos que los silencios y las miradas compartidas. En esta novela gráfica, Beibi nos recuerda que, aunque el tiempo pasa y las circunstancias cambian, la relación con nuestra madre siempre será un pilar central en la construcción de nuestra identidad.
El misterio detrás de “Beibi Kebab”
¿Y por qué llamarse Beibi Kebab? Es una pregunta que ha suscitado tantas conjeturas como la propia obra. Sin embargo, lo que parece evidente es que este seudónimo no es una elección al azar. En un mundo donde los nombres propios a menudo cargan con expectativas y significados impuestos, elegir uno tan juguetón y, al mismo tiempo, tan misterioso, es un acto de libertad. Al igual que su estilo gráfico y narrativo, Beibi Kebab parece buscar una forma de escapar de las convenciones, de crear una identidad que sea tan flexible y vibrante como sus colores.
Podría pensarse que es una broma, una referencia cultural o incluso un capricho, pero detrás de esa decisión se esconde una verdad más profunda: Beibi Kebab es el alter ego que le permite explorar lo que las palabras no siempre pueden expresar. En una sociedad que valora tanto las etiquetas y las definiciones, este seudónimo es un recordatorio de que a veces lo más importante no es lo que decimos, sino cómo lo vivimos.
“Tinto Rosado Blanco Naranjo” en la Feria del Libro: una experiencia sensorial sin precedentes
La Feria del Libro de Córdoba fue el escenario perfecto para la presentación de esta obra, donde el público pudo no solo leer, sino también sentir la historia. En una era donde la literatura gráfica se ha consolidado como un medio poderoso para contar historias complejas y personales, Beibi Kebab ofrece algo más: una inmersión sensorial completa. Aquí, el cómic autobiográfico no es solo una herramienta para narrar hechos, sino una forma de explorar emociones, de tocar esos rincones de la memoria que a menudo permanecen ocultos.
En definitiva, “Tinto Rosado Blanco Naranjo” es una celebración de la vida, la memoria y las relaciones humanas, envuelta en un formato que desafía las convenciones de lo que una novela gráfica puede ser. Así, al finalizar esta obra, el lector queda con una sensación inevitable: la de haber compartido algo íntimo, algo único, como el último sorbo de un vino excepcional que solo se disfruta en buena compañía.