Revista Empresa
Esta es una pregunta habitual que pueden plantearse las personas afortunadas, es decir, aquellas que por cosas del destino, casi nunca sufren un percance. La respuesta es muy sencilla: se destina a cubrir los gastos de las personas que sí han sufrido un percance. Esto es posible gracias al principio de mutualización por el que se rigen los seguros, te contamos cómo funciona.Al contratar un seguro, mutualizamos los riesgos, es decir, asumimos que con nuestro dinero (y el de muchos otros) se cubrirán los percances que les ocurran a unos pocos. Es una especie de solidaridad grupal que permite afrontar percances (los llamados técnicamente “siniestros”) muy caros. Así es como a través del seguro podemos afrontar gastos que de otra forma sería imposible. Imaginemos una indemnización elevada por un fallecimiento a causa de un accidente: ni sumando todas las cuotas que el asegurado pagó a lo largo de su vida, podría pagarse dicha indemnización… de no ser por la mutualización.Fuente: Estamos seguros.