Un ictus es una enfermedad neurológica que se produce cuando el flujo sanguíneo del cerebro se interrumpe.
Ictus isquémico: El flujo sanguíneo se interrumpe por una obstrucción, como por ejemplo a cauda de un trombo en un vaso sanguíneo.
Ictus hemorrágico: Un vaso sanguíneo se rompe y causa un sangrado dentro del cerebro.
Ataque Isquémico Transitorio (AIT): Es un tipo de ictus isquémico producido también por la interrupción del flujo sanguíneo, pero de manera temporal. En este caso el trastorno dura unos minutos y generalmente la persona se recupera en veinticuatro horas, aunque el AIT incrementa el riesgo de padecer un ictus y es por lo tanto una urgencia médica.
Cómo reconocer un ictus
- Pérdida brusca de movimiento, debilidad del brazo, pierna, o cara, generalmente se produce en un lado del cuerpo, acompañado de una sensación de hormigueo en la cara, brazo o pierna de un lado del cuerpo.
- Problemas repentinos de visión, en uno o ambos ojos.
- Dolor de cabeza sobrevenido, sin causa conocida.
- Dificultad en el habla, incapacidad para encontrar las palabras adecuadas, falta de comprensión de lo que se dice o se le pregunta.
- Problemas repentinos al caminar o pérdida de equilibrio o de la coordinación.
Si cree que usted o alguien en su entorno está padeciendo un ictus debe llamar inmediatamente a los servicios de urgencias.
Recuperarse de un ictus dependerá de varios factores como la extensión y la zona de la lesión que se ha dañado, la rapidez con la que se logra restablecer el riego sanguíneo y el estado de salud previo.