Algunas veces me lo he preguntado. Cuando pasen tres, cuatro o tal vez cinco generaciones, esas personas, al mirar atrás y poseer una perspectiva histórica mucho más amplia que la nuestra, pero sobre todo, al percibir su presente, sea cual fuere, ¿Cómo calibrarán la sociedad de finales del siglo XX y primeras décadas del XXl que hemos construido? Alguien podrá objetar a dicha suposición que los ciudadanos de a pie somos sencillas piezas de un engranaje mucho más complejo, que está controlado por unos cuantos y que estos cuantos nos controlan a través de campañas publicitarias, manejando nuestros datos por medio de las redes sociales o imponiendo modas de manera subterfugia, para que votemos a quien ellos deseen que votemos, comamos a la carta que ellos dispongan y porqué no, incluso pensemos también lo que ellos encuadren como correcto. De ser así, sin duda, dicha sociedad futurible no dispondría de argumento para criticar la mala gestión de los recursos del planeta, por parte de nuestra generación o el hecho de mirar a otro lado ante cualquier tipo de barbarie o ensanchar la suciedad de los mares y engrandecer al ya famoso agujero de ozono. No, no tendría razón de ser semejante crítica y únicamente cabría culpar a esos pocos poderosos, malvados y manipuladores que nos han utilizado para crear la sociedad que hemos creado y en consecuencia, para ofrecer la herencia que hemos ofrecido. En tal caso, tampoco nosotros deberíamos criticar o menoscabar a ninguna sociedad pretérita; carrocería de sentido. Sin embargo, no puedo dejar de pensar que tal vez esa sociedad del futuro (si es que llega a existir), al detenerse y mirar al pasado se pregunte: ¿Porqué no hicieron las cosas de otro modo? ¿Porqué no pensaron en sus nietos y los hijos de sus nietos? ¿Acaso no les importaban? Tal vez no tenga sentido elucubrar sobre algo que no conocemos y hasta es posible que nadie se llegue a plantear estas cuestiones; todos somos hijos de nuestro tiempo y creo que nadie se debe culpabilizar por las calamidades que acontecen en su devenir, sin embargo, a veces,cuando al pasear observo el horizonte y da la casualidad que ese día la naturaleza me regala una puesta de sol con tonalidades rojizas y matices anaranjados y las nubes se transforman en formas pictóricas de una belleza sublime, y me pregunto si esas generaciones venideras tendrán la posibilidad de disfrutar tamaño espectáculo, no puedo evitar preguntarme..., llegado el caso, ¿Qué opinarán de nosotros?
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