¿Qué pasa en Magaluf?

La bahía de Magaluf no es sutancialmente diferente de otras calas, igulamente hermosas, tan frecuentes en las islas Baleares, y que no llamaría más la atención que otra cualquiera, si no hubiese sido por la capacidad viral de las redes sociales. Leí en una publicación local, que un sexagenario varón oriundo de la zona, refería haber presenciado acontecimientos similares en la zona hace décadas, hechos que no trascendieron más allá por la inexistencia de los actuales medios de comunicación, y no por la relevancia de los mismos, que sería idéntica o aún más significativa, dado el tiempo discurrido entre ambos.

No faltaron movimientos feministas alegando que la chica habría sufrido una vejación, algo poco entendible si consideramos que las felaciones se llevaron a cabo voluntariamente y que tenía premio por conseguir el primer puesto, algo así como una botella de cava cuyo precio en el mercado no excedería los tres euros; se conoce que, como los deportistas, aspira a la gloria del podio y no al beneficio personal, más allá de la bien merecida y adquirida fama. La posibilidad de que los teléfonos móviles graben el video del acontecimiento y la multiplicidad de redes sociales, populariza la felación colectiva a límites insospechados y otorga fama esta recóndita cala en la que los británicos demuestran perder la flema típica en cuanto salen de las islas, se conoce que contagiados por el vicio del continente. Al final la civilización occidental no lo es tanto; en pocos centenares de años, los ingleses han conocido una degeneración de sus valores que los habitantes de la lejana India y antigua colonia de la “Commonwealth” experimentaron en un par de milenios. Por eso son más avanzados, claro.