¿Qué pasaría?

¿Qué pasaría? ¿Cómo me sentiría?

Si al mirar esa única y solitaria estrella a millones de años de distancia de mi, podría captar lo impensable… Esa luz dejaría de ser un mero punto en el firmamento, sino algo mas. Podría ser algo más, que al fijar mi vista allí, esa pequeña se expandiera en monstruosos rayos de su mismo color blanco llameante. Que las llamas de tan basta distancia me alcancen sin llegar a quemarme pero que al mismo tiempo pueda sentir algo similar, y que no pudiera saber explicar como… Como puedo llegar a sentir eso. Como estando tan lejos se puede apreciar, que hay algo mas allá. Que es imposible no verlas. Todos las noches se ven, resplandecientes como bailarinas de ballet danzando elegantemente y muchas veces solo son un espejismo fantasmal de estrellas eclosionadas, que dan su ultimo espectáculo. Una enorme obra teatral en la que nuestro universo es el gran salón.

Esa misma noche, bajaron aunque yo no podía creer que se tomaran tan inoportuna molestia en hacerlo. Bajaban en fila, una al lado de la otra, y por unos momentos pensé que casi se tomaban de las manos. Ya no me parecían las que alguna vez vi pintadas en el cielo sino que estaban mas rellenitas, incluso dibujadas.

Me rodearon hasta formar un circulo muy luminoso. Un detalle muy importante que casi se me olvida mencionar es que cada una tenia un color diferente, por lo que en la oscuridad de mi balcón era un desfile vistoso de muchos colores moviendose de un lugar a otro. A pesar del deslumbramiento que esto causaba, no vi a nadie curiosear por ahí.

No sabia hacia donde mirar, las veía danzar, podría decirse alegres. Pero como llegaron, se fueron hacia el gran salón.

Mi mano solo alcanzo a tocar un color de ellas, pero solo las veía alejarse, apresuradas y hasta quizás un poco nerviosas.

“La función debe continuar”, pensé mientras no dejaba de ver hacia allí.

Cuando ya mas nada me iluminada, a no ser por un poco de luz de luna, juré que vi como esas pequeñas damitas, se vestían de muchos colores.