Después de que las nuevas tecnologías hayan cambiado por completo el panorama de la industria musical, del sector del libro y el audiovisual entre ente otros, uno de los próximos en caer será el sector de la fotografía, en concreto el de la distribución, y del cual saldrán seriamente perjudicadas las pequeñas tiendas.
El paso del mundo analógico al digital fue un avance tecnológico muy importante, pero en esencia el negocio de los minoristas es el mismo, ya que venden cámaras y objetivos más modernos, al mismo tiempo que complementos y otras parafernalias. Este no fue un cambio disruptivo, sí afecto a muchos fotógrafos que no supieron adaptarse y se vieron fuera de la profesión, así como a muchas tareas asociadas a los procesos fotográficos.
Pero ahora sí que hay una amenaza que está rompiendo toda la cadena de valor de la fotografía, desde el fabricante hasta el cliente final, pasando por el vendedor que es el eslabón más débil y el primero que sufrirá las consecuencias, como pasó con las librerías, video clubs y tiendas de música.
La amenaza se llama móvil y tiene todas las de ganar. En primer lugar va con nosotros a todos los sitios y en todo momento. En segundo lugar, los smartphone disponen de cámaras cada vez más potentes y de mayor calidad, así como de decenas programas de retoque digital con los que se logran fotos de gran calidad y creatividad, como se puede comprobar en la red social Instagram. Ya se comienza a hablar de foto arte con el móvil, y eso quiere decir que un parte del público percibe las fotos hechas con este dispositivo como artísticas. El marketing es una batalla de percepciones, no de realidades objetivas, por lo tanto si el público percibe este tipo de imágenes como artísticas, así serán consideras y tratadas por la masa.
En tercer lugar, cada vez nos gusta más compartir las fotos en las redes sociales, y lo queremos hacer ya. Ni siquiera a los adultos nos gusta esperar unas horas, y menos aun a los adolescentes, que valoran compartir sus fotos antes que la calidad de las mismas, según el observatorio de redes sociales del segundo trimestre de este año. Cifras que confirman también las de INE en hábitos de consumo en 2012 www.ine.es
Recientemente tuve la oportunidad de observar una excursión de unos 150 niños en uno de los monumentos más importantes de Zaragoza. ¿Qué llevaban todos salvo contadas excepciones? Un móvil. ¿Qué hacían cuándo estaban en grupo? Compartirlas. Dudo mucho que esos chavales compren cámaras réflex, porque cuando tengan edad de hacerlo, los móviles ya serán mejores que ese tipo de cámaras, y no entenderán por qué comprar un armatoste grande y pesado para hacer lo mismo que ya hará su móvil.
Por si esto fuera poco, solamente falta de Google acierte con sus Google Glass www.google.com/glass, sus revolucionarias gafas que, entre otras cosas, también hacen fotografías. Solamente con que se cumpla la mitad de lo que prometen, puede ser un mazazo a medio plazo para el sector, especialmente porque hace las fotos con el mismo campo de enfoque con el que tradicionalmente hemos hecho las instantáneas, pero con una experiencia nueva de usuario. Más pronto que tarde, Google y Apple, dueñas del software del 95% de los teléfonos del mundo, se unirán con Canon, Nikon o similares, para lanzar una cámara que una lo mejor de las dos tecnologías y se pueda compartir en Facebbok y demás redes sociales. Y si la citada red social entra en este juego, que ya dio el primer paso comprando Instagram, las tiendas quedarán veladas al público en general y serán un reducto para nostálgicos, un fotomatón en el siglo XXI
Publicado por
Javier Atienza
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