Revista Salud y Bienestar

Qué paso con la arcadia de las antenas de telefonía móvil

Por Miguel @MiguelJaraBlog

La operadora France Telecom se niega a retirar la instalación de telefonía móvil situada en el llamado triángulo de las Musas, en Madrid, a pesar de haber pedido los dos juicios con la comunidad de vecinos. Desmanteladas las anteriores por finalización de contrato entre el vecindario y las compañías telefónicas, estas son las últimas fuentes emisoras situadas sobre uno de los edificios.

Como explica El Mundo, a finales de los años 90, la calle Butrón, en el barrio de San Blas, era la arcadia de las antenas de telefonía móvil. En pleno auge de las teleoperadoras estas ofrecían unas migajas de 6.000 euros al año a las comunidades de prietarios que aceptasen que sus azoteas fueran engoladas con esos artefactos.

Luego el movimiento vecinal fue muy fuerte y la Justicia les dio la razón. Han pasado ya cinco meses desde la última sentencia y como la empresa gala no retira las antenas han pedido mediante su abogado que se ejecute de una vez la decisión judicial. Lo curioso es que el apartado salud no se ha juzgado. Ha sido el abuso de la operadora, que subarrendó de manera ilegal el espacio contratado con los vecinos, lo que la ha sentenciado.

El caso tiene puntos en común con otros en los que grandes empresas telefónicas campan a sus anchas, mientras la población se indigna y moviliza y la Justicia, aunque lenta, por fin acude en socorro de las segundas.

Recuerdo el caso de un parque infantil en Bilbao, en la zona de Artxanda. Sus vecinos han presionado para que quiten las antenas y bueno, como podéis ver en las fotos (de antes y después) lo que han hecho las autoridades es quitar el parque; los columpios pues el banco para darse un baño de microondas sigue vigente (ese espacio está irradiado permanentemente con 31’5 V/m -medido con todas las garantías por un equipo calibrado de la Universidad del País Vasco-).

antenas telefonía

 

Artxanda_Parque_2 (Large)

Ese valor medido está dentro de la legalidad esañola en la materia pero es que ésta se quedó obsoleta hace mucho tiempo y hoy las instituciones más prudentes piden valores de emisiones muy muy por debajo de esa cifra.

En estos gráficos extraordinarios de la Fundación para la Salud Ambiental se explica con muchos números y claridad.

En Euskadi van un paso por delante del resto de la Península y por eso piden lo que ya se hace en Francia, que va varios pasos por delante. La plataforma vasca contra la contaminación electromagnética reclama la adopción de medidas más estrictas para controlar las radiaciones de wifi y telefonía móvil.

La organización destaca una nueva ley francesa sobre este sector, que endurece las condiciones y establece, con carácter general, el concepto de “moderación” en la exposición pública a radiaciones. Entre otras medidas, el Parlamento galo ha prohibido el wifi en las guarderías y centros de día y lo limita en los colegios, en donde debe estar apagado en el caso de educación Primaria.

Entiendo que hay asuntos en los que es necesaria más investigación científica pero este no está entre ellos. En el tema de las tecnologías inalámbricas y la contaminación electromagnética que despiden, lo que hace falta es voluntad política. Como escribí el otro día para finalizar el post La muerte de Josu reabre el debate de las antenas de telefonía cerca de colegios:

Las comunicaciones inalámbricas forman parte de nuestra vida cotidiana hoy y no se trata de renunciar a ellas tanto como de regularlas para que su impacto ambiental sea cero a ser posible y si no mínimo. En todo caso han de primar el derecho fundamental a la información sobre salud y el principio de precaución“.


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