Durante años (1997-2013) más de 1400 niñas, desde los 11 años de edad, fueron víctimas de un tráfico sexual, suministrándoles alcohol y drogas. Las consecuencias para sus vidas posteriores, desembocando en algunos casos en intentos de suicidio y con dificultades graves para dar rumbo a sus vidas, han sido gravísimas.
Todavía hoy siguen existiendo casos. Las implicadas fueron sometidas a violaciones en grupo, torturas e, incluso, cuando algún padre fue a rescatarlas de las casas en las que se encontraban, los detenidos fueron los padres y las hijas: los primeros por allanamiento o cargos semejantes, las segundas por estar bajo los efectos del alcohol y las drogas. En ningún caso, los que estaban abusando de ellas.
También hubo abusos de niños (en un caso, el acusado y condenado abusó de 85 niños), pero el número total de abusos parece que fue inferior.
La pregunta es por qué no se actuó. Por qué durante todos los años que tuvieron lugar unos abusos tan graves, nadie hizo nada. Las víctimas incluso llegaron a quejarse de que la policía no les hacía caso y una de ellas afirmó que los abusos formaban parte del proceso de crecimiento en Rotherham.
Los investigadores consideran que el que una gran mayoría de los agresores en este caso fueran pakistaníes, hizo que la policía no quisiera ser tachada de racista y que no actuara durante años, con órdenes expresas de los mandos de que no se identificara a los sujetos por su raza. Obviamente, una vez identificado el sujeto, se sabe de qué raza es, sin necesidad de que la policía lo diga. Simplemente con publicar las estadísticas totales por abusos sexuales, ya se sabría qué porcentaje de abusos realizan los individuos de cada raza. Y cuanta más opacidad haya con esos datos, peor.
Otra razón barajada es que no se quisiera dar mala publicidad a la ciudad, aunque no sé si la publicidad actual será aún peor y cómo los que barajen mudarse a esta ciudad, van a considerar que estos hechos ocurriesen durante tanto tiempo sin ninguna intervención policial.
Fuente: The Objective.