Confesamos que no estamos enganchadas a Instagram por los pelos... No hace mucho que abrimos nuestra cuenta en esta red social, ajenas por completo a ella, pero impulsadas por una de nuestras Julias, quien nos aseguraba ese era el futuro. No sabemos qué futuro tendremos en ella, y no es de eso de lo que queremos hablar hoy... Más bien de lo que ha supuesto conocer su subyugante poder. Reconocemos que bucear por IG nos ha salvado, muchas veces, de una aburrida programación televisiva, de tediosas colas en el banco o de retrasos inesperados en la sala de espera de algún médico... Pero, a cambio, hemos sucumbido a la parte más morbosa y curiosa de nuestra personalidad: familias completas capaces de exponer su vida desde que se levantan hasta que se acuestan, personas anónimas que muestran su físico antes, durante y después de dietas y horas de machaque en el gimnasio, damiselas que enseñan como cambiar mágicamente de rostro tras increíbles y alucinantes sesiones de maquillaje... Miles de vidas, trucos, secretos... expuestos ante nuestros ojos porque sí, porque eso es Instagram.
Y ahí estamos nosotras, mariquillas las primeras, quizás no a la hora de mostrar mucho más allá de nuestros intereses y trabajo, pero sí como consumidoras de historias varias... Por lo que nos hemos propuesto un poco de contención: al igual que estas botellas embellecidas con el toque justo de decoupage, queremos centrar nuestro tiempo "instagramero" en cuentas de arte, decoración, por supuesto, manualidades, algo de moda... Aunque, de vez en cuando, sucumbamos a relatos ajenos... Pero sólo por un rato...
Foto
Foto
Foto
Foto
¿Os habeís enganchado a esta u otra red social? ¡Contadnos!