Revista Opinión

Que pena…nos quedamos sin arena…

Publicado el 19 julio 2011 por El Tridente

QUE PENA…NOS QUEDAMOS SIN ARENA…

 

Qué tristeza más grande siento. Uno de los referentes paisajísticos y paradisíacos que me ha ayudado tanto en mi etapa de crecimiento personal y emocional como es la playa de Maspalomas está abocado a la destrucción total por falta de arena. Y es que, desde hace varios meses y después de las grandes lluvias, la imagen de la idílica playa no es la misma, convirtiendo su dorado retrato en una auténtica cantería.

Para aquellos que no conocieran la playa en sus años de esplendor, en los 60 la arena dorada cubría vastas extensiones y la mirada se perdía buscando el fin de tanta belleza. En los 70 y con el comienzo de la ebullición turística de la zona, estas grandes dunas comenzaron a disminuir, algo que se pudo comprobar aún más en los 80 con los millones de turistas que nos visitaban y que maravillados con el entorno no dudaban en llevarse como recuerdo, un puñado de arena.

Pero desde los 90 en adelante, el proceso de destrucción medioambiental de la zona ha ido demasiado rápido. Como muestra, la charca de Maspalomas, que de tener grandes cantidades de especies de aves protegidas, ha pasado a tener ahora protegidas las pocas especies que le quedan. Pero sin duda lo más triste es ver como un desierto de arena dorada como era Maspalomas, es ahora una gran extensión rocosa.

Y es que según los expertos, ya es demasiado tarde, el proceso es irreversible y la arena perdida irrecuperable. Y sepan que los turistas lo han notado. Antes los niños jugaban haciendo bolas de arena y se las lanzaban entre ellos. Ahora, al no haber arena, se tiran ‘pedrolos’, lo que ha provocado que unos cuantos terminen en urgencias. Y tampoco se podrán hacer castillos de arena. El último guiri que construyó algo en Maspalomas, lo hizo hace un año con las rocas encontradas. Este mes volvió y fue detenido por edificación ilegal en zona costera ya que su construcción aún seguía en pie.

Por cosas así y por tener que ponerme ahora botas de trekking en vez de ir descalzo por la playa como antaño, siento que nuestro afán de sustituir parajes naturales por entornos turísticos haya desembocado en la triste imagen que ahora nos deja Maspalomas. Y quizá la única lectura positiva de todo esto sea que de ahora en adelante, los chicharreros no utilicen la imagen de nuestra playa para promocionarse, porque ellos playas de piedras tienen unas cuantas. Aunque sinceramente, poco consuelo es.

Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…


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