Los que me pasáis por aquí hace tiempo sabéis como lo pasamos durante el primer año de guardería de cangrejito. Una semana estaba malo él y a la siguiente yo tenía anginas. Al final, el médico dejó de darme antibiótico y me pinchaba penicilina, porque ya no me hacía nada. Fue un invierno muy duro, que gracias a mi poca memoria, había olvidado.
Ahora que cangrejín ha empezado el P2, es decir, la guardería comenzamos de nuevo. El Sábado pasado lo pasó todo con fiebre, al final, el domingo lo lleve a urgencias y toma para empezar ... anginas.
Varios días de fiebre, noches sin dormir con el niño en brazos. En cuanto lo soltaba se ponía a llorar, a toser y a quejarse, una detrás de otra, porque al llorar le daba tos y al toser le dolía la garganta. Así que el mejor remedio en brazos y sentado en el sofá dando cabezazos al vacío que me hacían despertar hasta el siguiente cabezazo al aire.
De momento, aunque no quiero decir nada, estoy bien, espero que al menos de esta me libre porque no me gustaría pasar un invierno como aquel. Si queréis saber como fue pinchad aquí, donde encontraréis algunas de nuestras desventuras por las urgencias de nuestra ciudad.
Ahora, después de cuatro días de antibiótico cangrejín está prácticamente recuperado y no hay quien lo aguante, con las energías recuperadas y cuatro días sin salir de casa, a penas me las arreglo para que no se suba por las paredes.
Aprovechando estos días de fiesta hemos pensado en no llevarlo al cole en toda la semana para que se recupere bien, o al menos esa es la idea, porque no sé lo que tardará en traer otro virus del cole. Y es que esa manía que tienen de coger todos el juguete más chupado nos lleva de cabeza.
P.S: Estoy demasiado viejo para esto.