Los primero es entender que la respuesta al cambio climático no es una responsabilidad aislada de cada sector, sino que debe responder a una estrategia nacional e internacional, donde cada uno de los sectores pueda contribuir desde su ámbito de competencia y responsabilidad, con el desafío de incluir metas ambiciosas que permitan efectivamente detener o ralentizar el aumento de temperatura.
El sector salud de cada país debe establecer un plan nacional para el cambio climático, que incorpore por una parte cómo mejorar la capacidad de adaptación o respuesta frente a los efectos del cambio climático incrementando la resiliencia de los servicios públicos de salud y, por otra parte, cómo contribuir a la mitigación a través de medias que permitan reducir su contribución a la huella de carbono. Algunas intervenciones clave que permiten el despliegue de la respuesta incluyen:
- Establecimiento de un sistema de respuesta interinstitucional, tanto para las situaciones de emergencia, de manera de mejorar eficacia y eficiencia en la respuesta, así como para planificar respuestas conjuntas que permitan generar co-beneficios entre sectores e instituciones. Se trata de un sistema escalable que permita adecuar su funcionamiento, de acuerdo con la evolución del cambio de temperatura, patrones climáticos e impactos en la sociedad. Asimismo, debe incluir la dimensión comunitaria de manera que en caso de emergencia sea posible potenciar la respuesta.
- El fortalecimiento de la inteligencia sanitaria, que evalúe la vulnerabilidad, capacidad y adaptación del sistema de salud al cambio climático; la vigilancia integrada de riesgos poblacionales, así como los sistemas de alerta temprana que permitan anticipar las amenazas para la salud de la población; y la investigación en salud y clima, que permita caracterizar la relación entre problemas de salud (infecciones, trauma, depresión, violencias) y patrones climáticos.
- Fortalecimiento de la red de emergencias y catástrofes, con un enfoque multi-amenaza. Sin perjuicio del trabajo intersectorial, el sector salud tiene bajo su responsabilidad articular la respuesta sanitaria frente a la emergencia, para lo cual debe aprovechar los recursos disponibles públicos y privados a través de una respuesta en red donde se optimice la contribución de cada nivel de atención y de cada actor disponible. Esta respuesta debe incluir medidas específicas para responder a la amplia gama de problemas de salud, tanto de tipo físico como mental.
- Asegurar la continuidad de los servicios esenciales de salud. El cambio de patrones climáticos se ha acelerado, por lo que se espera que los fenómenos de clima extremo se presenten con mayor frecuencia y la posibilidad que se interrumpa el funcionamiento habitual es cada vez mayor. Por eso es necesario planificar que los sistemas de salud mantengan los servicios esenciales, en especial a la población más vulnerable. Esto incluye programas de vacunación, de control de enfermedades crónicas o de diagnóstico de cáncer en caso de que las situaciones de emergencias se prolonguen en el tiempo. Una gran contribución a este tipo de respuesta puede provenir de la Telesalud, que puede facilitar el monitoreo de la población, entregar y coordinar servicios de manera eficiente.
- Aumentar la resiliencia de la infraestructura. Las edificaciones de salud son la base desde donde se articulan las respuestas sanitarias, por lo que deben estar diseñadas para resistir condiciones de clima extremo y contar con medidas para asegurar la continuidad operacional de los servicios en condiciones de emergencia autonomía de generación de energía, agua y comunicaciones.
- Promover edificios verdes. Las nuevas construcciones, así como las existentes, deben contar con medidas pasivas y activas que permitan reducir el consumo de agua y energía. También se debe tendera que los equipos médicos cumplan con estándares de bajo consumo de las nuevas edificaciones.
- Reducir la huella de carbono de la operación. El funcionamiento operacional incluye actividades clínicas, no clínicas y de apoyo logístico entre otros. Por ser la principal causa de emisiones del sector salud es recomendable analizar de manera integral estas actividades e iniciar su implementación gradual.