Revista Coaching

¿Qué quieres cambiar… el contenido o el continente?

Por Rosehill

Si no estás contento con tu casa, por muchas reformas que emprendas y decidas cambiar todos los muebles, pintar las paredes y colgar nuevas lámparas, tarde o temprano tendrás que reconocer que sigues en la misma casa, en el mismo barrio y con los mismos vecinos. En realidad sólo habrás cambiado el contenido, no el continente.

Fíjate bien en los problemas que tenemos hoy en día en nuestro mundo y después escucha las propuestas que se ofrecen para remediarlos. La mayoría de las veces el trasfondo de las soluciones que se plantean están basado en los mismos principios y las mismas estructuras que literalmente sostienen el problema que queremos cambiar. Pongamos un ejemplo:

Supongamos que estamos trabajando en una propuesta que ayude a redistribuir la riqueza mundial y acorte las diferencias entre el mundo pobre y el mundo rico. Entonces se nos ocurre proponer la creación de un impuesto o tasa sobre todas las transacciones económicas que se llevan a cabo en el mundo, con el propósito de recaudar miles de millones (no exagero) que se destinarían a favorecer los países más pobres. Independientemente de los numerosos inconvenientes y dudas que presenta su puesta en práctica, vamos a suponer que la comunidad internacional acepta esa propuesta para llevarla a cabo.

¿Cuál sería el trasfondo de la misma?

Para empezar no estaríamos cambiando ni la forma de hacer negocios en el mundo, ni la forma de concebir las finanzas o las relaciones del mercado. En todo caso estaríamos haciendo uso del MISMO modelo para obtener el dinero que necesitamos. Es decir, el “éxito” de nuestra propuesta dependería del éxito y consistencia del modelo actual, que precisamente es lo que hace que existan las diferencias que queremos cambiar. Curiosa paradoja, ¿verdad?

Es probable que el ejemplo de arriba te resulte familiar. En realidad no me lo he inventado yo sino que lo he extraído del conjunto de propuestas que ofrece una conocida organización internacional, que no pienso nombrar, que forma parte del amplio colectivo de entidades y personas que “luchan” para cambiar nuestro mundo. Debo decir que es una excelente noticia que exista este amplio colectivo, puesto que es el resultado de que la conciencia de nuestro planeta esté poco a poco subiendo. Gracias al trabajo que llevan a cabo todos ellos, podemos acceder al conocimiento de GRANDES VERDADES de nuestro sistema, verdades que hasta ahora se nos habían negado o se desconocían. Y esta es para mí la mejor razón de su existencia: Presentarnos verdades que queremos cambiar.

Una de las primeras consecuencias que se experimenta cuando sube la conciencia, es el deseo trepidante por cambiar todas las cosas que AHORA se ven y que antes no se veían y que son perjudiciales para el bienestar mundial. Eso simplemente ocurre porque se ha adquirido una nueva perspectiva de las cosas, especialmente de las que hasta ahora no llamaban la atención. Con una nueva perspectiva tan reveladora es fácil entrar en un estado de…shock mental y a menudo emocional, que no es fácil “digerir” y que le mueven a uno a unirse a otros en la “lucha” por el cambio que se desea. La mayoría de organizaciones activistas que “luchan” por alguna causa para el planeta comparten esta misma realidad. Ya de entrada pensar en “luchar” es querer cambiar las cosas usando una parte, y muy significativa, del modelo que se quiere cambiar.

No obstante, insisto en que debemos agradecer que exista dicho colectivo para traernos esas grandes verdades.

Entonces….. ¿cómo cambiar esas grandes verdades de la humanidad?

Muy sencillo. Olvídate de reformas y cámbiate de casa. Medita el alcance de esta afirmación y verás cómo te surgen algunas respuestas interesantes.

Lo continuaré en mi próximo post.
Hasta pronto
Luis


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