Carlos Alsina, periodista y actualmente director del programa "Más de uno" en ONDA CERO
¿Qué sabe usted del amor?
La pregunta se la hizo ayer por la mañana Carlos Alsina a sus numerosísimos oyentes. Y entre las respuestas, salpicó tres entrevistas sobre la marcha a quienes se suponía más enterados que el resto, por aquello de sus quehaceres profesionales. Creo recordar que un psiquiatra, un antropólogo, y la escritora de superventas de novela romántica, Megan Maxwell, que ofreció su particular opinión sobre el tema, y estuvo bastante divertida, he de decir... y escéptica. El antropólogo habló de reacciones físicas, y el terapeuta se fue, más que por los cerros de Úbeda, por las montañas del Tíbet.
Los oyentes hablaban de mariposas en el estómago, del deseo de estar junto a la persona amada, del amor romántico, del filial, del universal... con toda suerte de lugares comunes, de tópicos y más tópicos, y finalmente constaté, a mi parecer, que nadie sabía explicar aquello que sin duda todos conocían experimentalmente, ya que todo el mundo ama algo, hasta el misántropo más compulsivo.
Quizá, y digo solo quizá, el único que se acercó a la verdad sin pretenderlo fue el mismo Carlos Alsina, que respondiendo a su colaboradora Begoña Gómez de la Fuente, quien trataba de adivinar el tema del día, le dijo "casi", cuando ella preguntó: ¿la muerte?
Le daba la razón el Cantar de los Cantares: "Porque fuerte es el amor, como la muerte". (Ct 8,6)
La causa por la que nadie a mi parecer logró dar a la cuestión una respuesta clara ni acertada, aparte de porque al amor se le confunde con muchas cosas que distan de serlo, es muy simple, naturalmente según mi discutible criterio, y consiste en que el amor no se sabe; se siente. Y ya sabemos lo complicado que es a veces explicar los sentimientos.
No obstante, me atreveré a intentar mi propia respuesta, que juzgo debe ser de una sencillez abrumadora: cuando se ama se desea el bien de lo amado, sea quien sea, comparta conmigo los días o desarrolle su vida lejos de mí. Eso es el amor, desear el bien de lo amado por encima de los demás deseos. Así de simple, nada más que eso. Aquí se resume todo el misterio y toda la grandeza del amor.
El amor se parece a la muerte en que ambos estados suelen ser involuntarios, vividos en presente, y desde esa posición, igualmente definitivos e ineludibles.
Ah... y por supuesto: amor y felicidad pueden ir juntos... o no. No son la misma cosa.
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