¡Qué sabrán ellos de lo nuestro! Para ellos solo son elefantes, eso piensa Joey Gärtner. Lo hace apoyando la espalda en uno de los tráileres rojos con ventanucos del color de la mostaza; encima de estos, y de su cabeza, unas luces LED parpadean al anochecer: anuncian el Circo Gottani, aunque esta noche no hay función. Joey se sorbe los mocos, apático, se enreda los pelos negros intentando peinarse a la brava, y se pela de frío, rehén de la humedad y la noche. No quiere ir a preparar las cenas, y ver al puto crío llorar, ¡encima el mayor! Esto es así. El circo. A veces, todo se va a la mierda.
Se acerca su mujer, envuelta en el maillot de las exhibiciones. Viene de entrenar en la pista: de hacer acrobacias con el aro que lleva en la mano. A esa, nada le rompe sus rutinas. Saluda con un movimiento hierático de cabeza, bueno, a Joey le parece que esa es la intención, pero ella solo quiere una rápida respuesta.
—¿Ha salido tu hijo Joseph de su cuarto? —pregunta, inquisitiva.
Los ojos negros y duros, de pupila rasgada, de animal salvaje. Siempre lista para lanzarse a morder.
Él exhala el aire, como un gran suspiro.
—No sé. He preferido no entrar a ver.
—Por el amor de Dios, Joey —dice ella—. ¡Solo es un elefante! ¡Te quedan cuatro!
El domador levanta el dedo corazón, insultando en silencio.
—Pues te aconsejo que espabiles. El circo no puede estar sin alguien que controle el número de la doma. Y Denny nos necesita —agrega ella.
Pero él se queda ahí. ¿Acaso tengo que preocuparme del circo ahora? O de los tocapelotas del PACMA. ¡Acabáramos, joder! Lo dijo mi hermano Claudio, y tiene toda la puta razón del mundo: ¡soy el mejor domador de elefantes de toda Europa! ¿Con quién iban a estar mejor que con nosotros? Nadie le responde a Joey, claro que no, y por eso después dejará caer su culo contra la arena de algún pueblo de Albacete, y tendrá ganas de llorar, porque su vida es el circo, porque su amor es el circo, pero hay amores que matan. Y, ayer, le tocó a Dana.
Joey Gartner posando en una fotografía de archivo con la elefanta Dana. © El PaísNdA: Este es un relato breve inspirado en el trágico accidente de los elefantes del Circo Gottani. Si quieres apoyar a PACMA por la prohibición de los circos con animales, puedes hacerlo aquí.
Sobre el Circo Gottani:
Como diría nuestro (amado) presidente del Gobierno, todo es ficción salvo alguna cosa. Aquí tenéis la noticia del accidente y la muerte de la elefanta Dana en El País y aquí otra de El Español sobre el grave estado anímico de los otros cuatro que viajaban con ella.
La mayoría de lectores y lectoras de este blog conocéis perfectamente mi ética con respecto a los animales, pero aprovecho para recordar que la doma es una actividad cruel, que implica dolor y sufrimiento físico y psíquico de los animales (incluso con animales troquelados o improntados en su infancia, pues no viven ni vivirán nunca conforme a su naturaleza), y que ningún circo con animales salvajes puede cuidar, defender y ofrecer todo lo que estos fantásticos animales, y otros, necesitan: no apoyes circos con animales; no seas cómplice.