Hace pocos días se cumplieron siete años de aquel esperanzador y aparentemente lejano 15 de mayo del año 2011. Una fecha que muchos de nosotros/as siempre guardaremos en el recuerdo, como lo puede estar para otras generaciones aquel mítico mayo del 68 francés (del que se acaba de cumplir el 50 aniversario).
El 15M para no pocos supuso un despertar al aletargamiento general; el descubrir que no estábamos solos, pues nuestras inquietudes e indignación ante la complicada situación en la que nos encontrábamos, como consecuencia de unas nefastas políticas, eran compartidas por un gran número de personas; y la ilusión de pensar que ese eslogan tan presente en mis recuerdos de infancia de que “el pueblo unido jamás sería vencido” podía convertirse en una realidad y que ya nadie podría frenar los cambios que supuestamente estaban por venir.
Pero a pesar del grato recuerdo que tengo del 15M, y de mi 15M personal, no puedo olvidar que pocos meses después de esos hechos el Partido Popular se hizo con el Gobierno (20N) y sus políticas dejaron de ser nefastas para rozar la criminalidad, y es por ello que mi esperanza, como la de tantas otras personas, se vio truncada y que desde entonces me lleva a preguntarme de manera reiterada: ¿qué se consiguió y qué queda de esa movilización?
Si volvemos la vista atrás recordaremos algunas de las reivindicaciones que se plantearon en buena parte de las asambleas hechas en las plazas de nuestras ciudades y pueblos: cambio en la Ley electoral, democracia participativa, derecho a una vivienda digna y dación en pago, sanidad pública gratuita y universal, pensiones dignas y poner fin a los cambios impuestos desde el Pacto de Toledo, un pacto educativo y educación pública de calidad, reforma fiscal, eliminación de los privilegios de la clase política, verdadera regularización de las condiciones laborales y poner solución desempleo juvenil, listas libres de imputados, transparencia de las cuentas y en la financiación de los partidos, aconfesionalidad del estado y desvinculación entre Iglesia y Estado, cierre de las nucleares y promoción de las renovables, recuperación de las empresas públicas privatizadas, etcétera
Muchas reivindicaciones y pocos logros, pues desgraciadamente ninguna de ellas ha obtenido una solución satisfactoria. Pero no es menos cierto, mirándolo con optimismo, que no todo era propuestas concretas que llevaran implícito un cambio legislativo, ya que había muchas otras propuestas que consistían en un cambio ajeno al poder y que debía nacer de la instrospección propia de cada uno de nosotros. Con el 15M se puso de manifiesto la necesidad de una mayor implicación de la ciudadanía en forma de activismo, la necesidad de someter al poder a un control exhaustivo y de empezar a cuestionar la información que recibíamos por los canales oficiales y en manos de ciertos intereses ajenos a los del pueblo. Y es por ello que si hemos de buscar el éxito del 15M entiendo que lo encontraremos en: comenzar a poner en duda las versiones oficiales y las mentiras del poder, tirar por tierra el argumentario de repartir responsabilidades de crisis y problemas, fin del bipartidismo, nuevas plataformas municipalistas, visualización desahucios, desculpabilizar a la ciudadanía y poner el ojo en los bancos y sus cláusulas abusivas, participación ciudadana, comenzar a poner bajo vigilancia ciudadana al poder, y algo tan importante como un más que necesario auge del feminismo.
Y son estos importantes logros, aunque desgraciadamente aún no hemos sido capaces de echar de las instituciones políticas a esa “casta” al servicio de tan poderosos amos, lo que nos queda de ese 15 de mayo y el motivo por el cual esta fecha seguirá siendo recordada y venerada por muchos y muchas de nosotras. Aunque tampoco quisiera olvidarme de hacer referencia a todas y todos aquellos que se subieron al carro del 15M y presumen de su participación en el mismo desde las plazas de sus ciudades y pueblos, y que de ser cierto faltarían plazas y calles para dar cabida a tanta gente. Sin olvidar a todos esos movimientos sociales y a algún partido que abusan en exceso a la hora de atribuirse la representatividad de aquel movimiento espontáneo y apartidista.
Otra mención que no quisiera dejar de hacer sería en referencia a los partidos, medios y personas que viendo peligrar sus intereses y el status quo criminalizaron el 15M y a quienes participaron de aquellos hechos y otros tantos que les siguieron, como podría ser el caso del nuevo president de la Generalitat, el señor Torra, el cual escribió en su día: “esta panda de memos de los indignados nos lleva directamente al quinto mundo. Y lamento ser tan bestia pero no hay tiempo para matices. No hay tiempo para decir que hay ideas muy bellas tras el 15M”.
MSNoferini