Hola amig@s, ¿qué tal estáis? llevamos un mes más que completo y eso no sabéis cuánto me agrada. Pues, están sucediendo cosas increíbles, maravillosas. Lo que quiere decir que el cierre de este año será más que fantástico. Como dije en el artículo anterior del aniversario, este segundo año con el blog quiero que haya más contenido…y ¡este mes está siendo completito! ¿verdad? bien…
¿Qué se necesita para cumplir nuestras metas? es un tema escalofriante para muchos, pero, ¡en absoluto! pues, debería ser algo que nos planteáramos con valentía…Por ello hoy he querido tocar el tema abiertamente…
Las metas están para cumplirlas, no para sólo anotarlas…
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Somos todos los que tenemos metas que nos ”proponemos” cumplir. Sobre todo llegando a la fecha de fin de año. Cuando se juntan confesiones y propósitos en nuestras conversaciones. Pero por alguna razón, no cumplimos todas las metas en el nuevo año. ¿Por qué sucede esto? A caso…¿no estamos capacitados para cumplir nuestros deseos? Nada que ver…en muchos casos existe la carencia de la motivación. Y OJO, pues no estamos hablando de que sea alguien quien nos motive en toda ocasión. Nosotros también formamos una parte esencial con esto…Y de no cumplirlo…estaríamos dejando a un lado un principio básico y primordial en nuestros días.
Cuando somos pequeños, amamos todo lo que hacemos e inclusive lo que no nos gusta o nos incomoda… lo decimos con firmeza. Pero a medida que pasan los años y nos llega la edad adulta, todo ello termina perdiéndose de forma evitable pero que en vez de eso, nos adaptamos a ello sin remediarlo.
No obstante un gran movimiento en todo esto, es la motivación, el deseo, la pasión… Sin ello, las metas están más lejanas que nunca. Es así.
Ahora bien, en este artículo breve te quiero mencionar la ”autoindulgencia” que por si no lo sabes, es algo que debemos trabajar en nosotros mismos y lo que nos acercará cada vez más a nuestros objetivos. Sí, parece una palabra extraña, difícil de pronunciar quizás, pero, es útil y sencilla de comprender.
Autoindulgencia:
No es ser más débil ni mucho menos significa tener una cantidad inferior de capacidades. Al contrario, una persona autoindulgente, es totalmente capaz de reconocer, valorar y perdonar sus propios errores. Es capaz de controlar sus emociones a través de cada fallo que comete en su vida.
Una persona autoindulgente, se trata con la mayor de las comprensiones, con amor y bondad. Al igual que nos gustaría que nos tratasen los demás, (amigos, familia) o así mismo al igual que el trato que se le suelen dar a los pequeños.
Es por ello que al comprender cada paso que das y que los errores no son más que lecciones con la autoindulgencia, aprendes a resolver cada uno de tus problemas y a desarrollar nuevos y mejores hábitos para que no vuelva a suceder. Convirtiéndote cada día en mejor persona y sin preocuparte en exceso ni por el qué dirán ni por qué puedas pensar tú mismo.
Recuerda que los peores jueces en este caso, somos nosotros mismos. Y, si no aprendemos a valorar cada detalle aún siendo negativo, no aprenderemos a crecer como personas ni mucho menos nos acercaremos a nuestros objetivos/metas/propósitos.
Quiérete, valórate, date la oportunidad de ver que en ti, haya los fallos que haya, existe una persona excepcional que va a lograr cada una de las cosas que se proponga.
Un abrazo,
Omayra Montes.