Un contribuyente con nómina.
Los grandes despachos de abogados de Madrid fichan para sus equipos a inspectores de Hacienda en excedencia que se encargan de que las grandes empresas paguen menos al erario público. Estos cracks me recuerdan a las grandes figuras del fútbol europeo. La única diferencia es que los del pantalón corto dan de vez en cuando una patada y los inspectores pasados al enemigo nos las dan todos los días, en la cara. Habrá mecanismos para evitar esta burla, pero el sistema prefiere que se mofen de nosotros y seguir engordando las carteras de unos pocos. Los bufetes dan cuenta de ello en sus webs y sus anuncios en prensa porque entienden que se trata de un valor añadido al servicio que prestan. “No es país para tontos”, dice una estúpida campaña comercial.
En El Correo, nos explican desde su redacción de Bilbao que las grandes fortunas y las empresas van a experimentar la tentación de fugarse con su dinero de Euskadi a Madrid porque la regulación de los impuestos de Patrimonio y Sociedades es más favorable o inexistente por allá. ¡Que se vayan!, pienso yo. Y no a Madrid, a otro sitio. Sólo en un país sin conciencia social, sin carácter, sin fe en sí mismo se perdonan los impuestos a los ricos para que no nos dejen. Sería deseable una política fiscal homogénea y justa no ya en España, sino en toda Europa, pero mientras llega, al menos, que nos dejen vivir con dignidad. Hemos practicado una política fiscal que prefería exprimir a los trabajadores con nómina y exonerar del pago a los futbolistas para que no se fueran a los grandes equipos de París, Londres, Múnich o Mónaco, un país que como dice Berto no puede vivir sólo de vender colchones. ¡Qué se vayan! Con las grandes fortunas.
Jorge Lorenzo ha enseñado su casa de Barcelona y tengo que reconocer que tiene buen gusto. El vídeo lo han filmado para una promoción de la bebida energética que le patrocina. Se podía haber ahorrado las chicas en biquini repartidas por la casa, que dan un toque como de mafiosete, de nuevo rico o de narco, pero la mansión es tal. En las redes sociales, le han puesto a parir por lo ostentoso de la choza. Y eso que no sabemos ni dónde ni cuanto paga de impuestos. Podemos perdonarle todos, como sugieren algunos, si nos enseña a montar en moto. Total, por una más.