El de hoy es un escrito particular… Que alguno ya conoce en parte porque le dí al botón equivocado en el momento menos oportuno. Otros conocen parte de este texto, porque la vieron en el lugar de origen. De cualquier manera, me apetece que hoy nos sentemos todos a quitarnos un velo que algunos llevan puestos voluntariamente, y otros impuesto.
Primero que nada, me gustaría remarcar lo siguiente… Que es una cita del texto que en parte, me costó la expulsión del foro citado, junto al pasado artículo “Un mundo que no tiene nada que aportar”. Leed pues, la cita:
“Si a ustedes, señores usuarios del presente foro, yo les preguntase… ¿Qué significa realmente ser un seductor? Ninguno de ustedes podría responder a esa pregunta. Ni yo mismo podría. Llegué a una conclusión muy acertada hace tiempo… Los seductores no existen. Son una creación de la mente de aquél que observa e interpreta a los demás.
Es por ello que la única pregunta que sí podrían responder, es ésta: ¿qué significa para vosotros ser un seductor?
Y respecto de ello, una gran parte responderá lo mismo movida por la tendencia al rebaño… La historia de siempre, la de la cultura pop y el cine de Hollywood. Otros intentarán diferenciarse del rebaño, haciendo de antítesis de lo que en el primer grupo creen y representan… Aquí hablo de todos desde Jeffries hasta el señor del Bass.
Pero, una tercera parte… Una tercera parte, no sólo dará una idea beneficiosa, enriquecedora, armoniosa, equilibrada, rica en valores y emociones; sino que será viva imagen de esa idea. A esos, yo los llamaría seductores.“
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Eso que acabáis de leer es, a grandes rasgos, mi aporte a un lugar extinto al respecto de la idea del “verdadero seductor”. Un aporte que no fue muy duradero, por causa de la mentalidad de parte del público y en especial del gestor de esa comunidad.
Demasiadas personas hay en el mundo que tienen sus propias ideas acerca de lo que es o deja de ser tal cosa, tal otra… Ésta, aquella y la de más allá. Todo el mundo tiene sus ideas en cierto modo abiertas a la “opinión general”, una opinión demasiado fácil de manipular hoy en día… Siendo el marketing la principal forma por la que se hace. Hablemos ligeramente del sector cuya idea proviene del marketing.
Comentaba el compañero Nightcrawler el otro día en la entrada que ya hemos citado:
“El charlatán vive de los anhelos de su público […] No deja de ser un tipo mas de salvador: Alguien está perdido, (“no me como una rosca, no sé COMO interesar a alguien, QUIERO/(anhelo) que ella se fije en mí y que “caiga” en mi red…) el motivo que subyace siempre es el mismo, aunque tome distintas formas y aparece alguien que te “regala/vende/ofrece” la solución infalible y definitiva a tu problema, como no sabes NADA del tema asumes que el SI, y te lo crees. Sencillamente te ha dicho lo que TU querías oir, te ha regalado esperanza.
Tendemos a buscar fuera aquello que ya tenemos dentro, aunque no lo percibamos y en este inframundo de la seducción, asumo que la INMENSA mayoría de la gente se acerca a él por el motivo antes mencionado: La ausencia de resultados favorables en las relaciones e interacciones sentimentales, el no comerse un rosco, vaya.”
Ya he hablado demasiado de los charlatanes esos. Hoy quiero hablar de otro tipo de personas. Un tipo de personas que, egoístamente, no pienso compartir con nadie. Todos tenemos alguien así en nuestras vidas, encontrad los vuestros.
Personalmente diría que sí he topado con gente a la que puedo considerar verdaderas seductoras y verdaderos seductores. Eran personas que no estaban preocupadas por intentar quedar por encima de ti en todo momento. No intentaban impresionarte de ninguna manera y aun así lo conseguían. Bien sea por su capacidad de escucha y comprensión, o por su claridad a la hora de comentar, explicar, ofrecer consejo…
Conocí personas, mujeres y hombres, que puedo considerar que tienen la verdadera esencia y representan el arte de llegar a los demás y cautivarlos, hacer que deseen su compañía. Es por eso que particularmente, lamento en el alma la visión empobrecida que algunos otorgan (e intentan contagiar al resto) a este aspecto casi místico que todos en cierta medida poseemos.
Conocí personas que, tal y como decía otro día en otro sitio; producen esta misma sensación en los demás. La sensación de interesar realmente, lejos de vanidades.
“Yo qué quieres que te diga, pero cuando me cruzo con personas que me recuerdan desde hace tiempo por una sóla conversación en la que tan sólo me interesé por esa persona genuínamente… Otra cosa no, pero me da un orgasmo cuántico.” (Autocita, reflexión de otro día)
Esas personas, se podría decir que fueron “seducidas”. Y realmente, lo único que ocurrió fue que se logró compartir un momento digno de recordar para ambos. Un momento en que ambos participaban, en que ambos se interesaban. Un momento donde en vez de juzgarse y especular con “juegos de poder y valor”, se aceptaban tal y como son y se mostraban con autenticidad. Un momento de honestidad.
Hay cinco lenguajes que habla el amor y que forman parte de toda relación sana:
- Tiempo de calidad con la otra persona.
- Palabras de apoyo y afecto.
- Actos de servicio.
- Regalos.
- Contacto físico.
No me voy a parar a explicar ninguno de los lenguajes porque todos ellos varían según los “hablantes”, y ninguno parece “hablarlos igual”. Pero hay veces que un par de hablantes llegan a entenderse entre sí… Y conectan. ¿Y qué ha pasado ahí?
Un momento donde cada pequeño detalle contaba para ambos… Y tal vez ni siquiera de la misma forma, pero contaba para ambos. Un momento mágico, en definitiva.
Desgraciadamente… Demasiadas personas en busca de una solución están dispuestas a creer que Harry Potter (y entiéndase Harry Potter como el charlatán de turno) sabe hacer otra cosa que sacar conejos de la chistera y va a conseguir que ellos se coman uno. Es una idea muy bonita si piensas desde el lado de la necesidad…
Pero desafortunadamente (para ellos) equivocada. Hoy me gustaría extender mi saludo a todas esas personas que en su día acudieron a mí sin esperar que hiciera de ellos unos seductores. Eran personas que, como ellos mismos dijeron, querían encontrar su esencia y descubrirse a sí mismos y para ello querían comprobar si iban por un buen camino. En ningún momento me pidieron trucos o tretas para relacionarse.
Y merecen mi más profundo aprecio y respeto. En especial, porque querían crear momentos únicos en los que su honestidad y mostrarse genuínamente interesados; hicieran de su personalidad su propio poder mágico.
Por hoy, todo cuanto tenía que decir está dicho. Quien quiera entender…
Kheldar