Revista Comunicación

¿Qué significan objetivo y subjetivo en efectividad?

Publicado el 27 noviembre 2020 por Jmbolivar @jmbolivar

Entender qué significan objetivo y subjetivo en efectividad es esencial porque, igual que no puede existir un sistema libre de estrés basado en alarmas, tampoco puede existir un sistema fiable basado en mentiras.

El propósito de contar con una mente externa es poder liberar tu mente de tener que recordar y acordarse de las cosas.

Gracias a ello ganas un espacio mental que puedes dedicar a mejores fines.

Para lograr este propósito, lo único que tiene que cumplir esa mente externa es ser 100% fiable.

Lógicamente, para poder ser fiable, su contenido también tiene que serlo.

Y es aquí donde cobran importancia los conceptos «objetivo» y «subjetivo», dos palabras con un significado especial en el campo de la efectividad.

Además de profundizar sobre estos significados, en este post vamos a repasar también su relación con las buenas prácticas en el uso de recordatorios.

¿Qué significan objetivo y subjetivo en efectividad?

En el lenguaje común, algo es «objetivo» cuando existe realmente en el mundo externo, es decir, al margen de la persona.

Por el contrario, algo es «subjetivo» cuando no existe en el mundo externo, sino únicamente en la mente de la persona.

En el campo de la efectividad, para saber si algo es objetivo o subjetivo, necesitas tener en cuenta la existencia o inexistencia de un criterio externo de referencia.

Si existe un criterio externo de referencia, el criterio interno puede ser objetivo o subjetivo. Es objetivo cuando coincide con el criterio externo y es subjetivo cuando no coincide.

Si no existe un criterio externo de referencia, el criterio interno siempre es objetivo.

Ejemplos de criterios objetivos y subjetivos

Imagina que vas al médico y le dices: «doctor, me duele mucho la cabeza», a lo que el doctor te responde: «¡qué va!, eso es subjetivo».

No sé qué pensarías tú, pero mi opinión sobre el doctor no sería muy positiva 😉

Sin embargo, según el criterio de la RAE, la respuesta sería correcta, ya que el dolor de cabeza solo existe dentro de ti, no en el mundo externo.

A pesar de ello, coincidirás conmigo en que tu dolor de cabeza es objetivo, si por objetivo nos referimos a «que existe realmente».

Este es un ejemplo de un criterio interno que es objetivo, ya que no contradice ningún criterio externo de referencia.

Imagina ahora que te quieres inscribir a un curso de formación GTD® oficial y en la información que te hemos enviado dice que el último día de plazo es el 19/2.

Como no quieres esperar al último momento, te pones un recordatorio que dice «inscribirme al curso de GTD antes del 15/2».

El 19/2 es una fecha objetiva, es decir, real, ya que existe un criterio externo de referencia: la información que te hemos enviado.

Por el contrario, el 15/2 es una fecha subjetiva, es decir, falsa, pero no porque la hayas elegido tú, sino porque no coincide con el criterio externo de referencia.

Cuando se confunde lo objetivo y lo subjetivo

Un error habitual es creer que solo son fechas objetivas las que nos vienen impuestas externamente. Esto es falso (además de absurdo).

Imagina que me acuerdo de un amigo al que no veo hace tiempo. Lo capturo.

Al aclararlo, decido que no requiere acción ahora sino más adelante, así que lo incubo y me pongo un recordatorio el lunes 21 que dice «¿llamo a Mariano o no?».

Esa fecha, ¿es objetiva o subjetiva? Mucha gente te dirá que es subjetiva, porque me la he inventado yo. Sin embargo, es una fecha 100% objetiva, por dos motivos.

Lo primero, porque no contradice ningún criterio externo de referencia que diga cuándo tengo yo que reevaluar esa decisión.

Lo segundo, porque es una fecha real, en concreto, la fecha en la que, o a partir de la que, yo quiero reevaluar si finalmente llamo a mi amigo o no.

Pero ¡cuidado!, fíjate que el recordatorio no dice «llamar a Mariano», como si fuera algo que tengo que hacer necesariamente ese día.

Si lo dijera, sería una fecha subjetiva, falsa, porque no existe ninguna necesidad ni obligación real de llamar a Mariano el lunes 21. ¿Se entiende la diferencia en este ejemplo?

Resumiendo, las fechas de cosas que dependen únicamente de tu voluntad —lo que quieres, deseas o te apetece hacer— son siempre objetivas aunque las inventes, ya que el único criterio de referencia eres tú.

Por el contrario, las fechas de cosas que son ajenas a tu voluntad —lo que necesitas, debes o tienes que hacer— solo son objetivas cuando son coherentes con el criterio externo de referencia. En caso contrario, son subjetivas.

Buenas prácticas en el uso de recordatorios con fecha

Lo primero es tener claro que el tipo de recordatorio importa.

Por ejemplo, si hablamos de recordatorios de elementos incubados, puedes usar sin problema todas las fechas objetivas elegidas por ti que quieras.

A fin de cuentas, eres tú quien elige cuándo quiere repensar o reevaluar de nuevo un tema. ¡Faltaría más!

Lo único importante en este caso es evitar la mala práctica de mentirte.

Cuando hablamos de recordatorios de elementos aplazados, la cosa cambia.

Malas prácticas en el uso de recordatorios con fecha

Imagina —en el ejemplo de antes— que en lugar de «inscribirme al curso de GTD antes del 15/2», el recordatorio dijera «intentar dejar hecha la inscripción al curso de GTD antes del 15/2».

En este caso, el recordatorio del día 15/2 sería una fecha objetiva, porque es cuándo a ti te gustaría realmente dejar hecha la inscripción al curso de GTD® y no hay ningún criterio externo que diga lo contrario.

Sin embargo, usar esta fecha elegida por ti —aunque sea una fecha «objetiva»— es una mala práctica.

El motivo es que, si la usas, estás mezclando dos recordatorios de naturaleza distinta relacionados con un mismo elemento.

Aunque ambas sean fechas objetivas, te recuerdan cosas distintas: cuándo tiene que estar hecha la inscripción y cuándo te gustaría dejar hecha la inscripción.

Este solapamiento de recordatorios multiplica la carga cognitiva, dificulta los pasos Reflexionar y Ejecutar y reduce drásticamente la fiabilidad del sistema.

Por eso, siempre que haya un criterio externo de referencia, la buena práctica es utilizar únicamente ese criterio externo.

En concreto, siempre que exista una fecha impuesta externamente, la buena práctica es utilizar únicamente esa fecha objetiva como recordatorio.

Dicho esto, el sentido común debe prevalecer siempre.

Imagina que del 15/2 al 19/2 vas a estar de viaje sin ordenador en un lugar remoto donde sabes que hay muy mala cobertura. Esto es un hecho real, objetivo.

En ese caso, ponerte un recordatorio «dejar hecha la inscripción al curso de GTD antes del 15/2» —en lugar de ponerte un recordatorio el día 19/2— no solo no sería una mala práctica, sino que sería la mejor práctica.

Recuerda que GTD® va de ponerte los recordatorios adecuados en los lugares adecuados.

Espero haberte ayudado a tener más claro qué significan objetivo y subjetivo en efectividad —así como las buenas y malas prácticas relacionadas con su uso— y te invito a continuar la conversación en los comentarios.

La entrada ¿Qué significan objetivo y subjetivo en efectividad? se publicó primero en Óptima Infinito.


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