Lo primero que hay que hacer es confirmar que se tratan de aftas. El herpes viral de la boca suele aparecer en zonas como la encía o labio, mientras que las aftas aparecen más en la zona de la mucosa de las mejillas y nunca en la piel de los labios.
También hay que comprobar que no se trata de una enfermedad de Behcet, que se asocia a aftas en genitales y otra sintomatología como tromboflebitis, lesiones pustulosas en la piel o síntomas neurológicos.
Algunas enfermedades intestinales se asocian a úlceras en la boca por lo que es importante interrogar al paciente sobre síntomas en esta localización. Y por último el cáncer de boca en ocasiones comienza como una úlcera, pero nunca desaparece espontáneamente sino que crece lentamente. Es importante pedir una analítica al paciente para estar seguros que no tiene una bajada de las defensas (glóbulos blancos) o un déficit de determinadas vitaminas. Una vez que hemos descartado que las aftas no se asocian a ninguna patología lo que hacemos es instaurar un tratamiento. Existen muchos tratamientos para las aftas, lo cual significa que ninguno funciona de forma espectacular. Nuestro protocolo es el siguiente. Las tetraciclinas en solución u orales es un buen comienzo. El siguiente paso es usar cortisona en solución o en orabase, es decir, en forma de una pasta que se pega a la mucosa oral. Pero el tratamiento más eficaz es la toma de cortisona por boca en dosis bajas poco tiempo. En casos rebeldes usamos fármacos como la colchicina o la dapsona. Y cuando no hay un diagnóstico seguro realizamos una biopsia. En resumen, las aftas orales deben manejarse por un dermatólogo para descartar otros procesos asociados y para instaurar el tratamiento correcto, ya que se trata de un proceso muy molesto que disminuye mucho la calidad de vida de nuestros pacientes. Síguenos en FACEBOOKwww.ricardoruiz.es dermatologia madrid