Desde hace ya algunos años, las células madre han sido objeto de todo tipo de discusiones y controversias acerca de sus usos en la medicina actual. Y es que, al ser células indiferenciadas con tanto potencial, la ciencia ha logrado hallar en ellas diversos usos que van desde el ámbito estético hasta lo medicinal, como es el caso de la cura de enfermedades o de la regeneración de partes del cuerpo.
Lo cierto es que, a día de hoy, se estima que aún hay mucho más por descubrir sobre el tema de las células madre. Aunque hay muchos avances, ahora es cuando nos quedan cosas por desvelar. Si te apasionan los temas científicos asociados al área de la salud, has llegado al lugar indicado. Esto es todo lo que debes saber acerca de las células madre.
¿Qué son las células madre?
El cuerpo se caracteriza por estar compuesto por muchos tipos diferentes de células. Se estima que esta cifra ronda los 200 tipos y, cada uno de ellos, está orientado a funciones específicas según su ubicación en el organismo.
Esto quiere decir que células de tu piel, las células de tu sangre, las células de tus huesos y las células de tu cerebro, son muy diferentes tanto desde el punto de vista estructural, como funcional, con la finalidad de crear tejidos y órganos que cumplan funciones concretas.
Lo que sucede es que estas células no son creadas de la nada, sino que provienen de células indiferenciadas que, tras una serie de procesos, se convierten en el tipo de célula específica que se necesite en determinados órganos o tejidos. A esto, hoy día, les llamamos células madre.
Visto de manera más sencilla, las células madre son algo así como la materia prima del cuerpo. Como ya mencionamos, a partir de ellas se van a generar todas las otras células con funciones especializadas.
Se sabe que, bajo las condiciones adecuadas en el cuerpo, o de forma artificial en un laboratorio, las células madre se dividen y pueden dar lugar a las llamadas células hijas.
Dichas células hijas pueden convertirse tanto en células madre como en células especializadas o diferenciadas. Hasta el momento, no se conoce a ninguna otra célula del cuerpo con la capacidad de generar nuevos tipos de células, como es el caso de las células madre.
¿Dónde se originan las células madre?
Podríamos decir que las células madre se encuentran en todo nuestro cuerpo, ya que son ellas las que van a dar paso a la formación de células especializadas en los diversos tejidos de nuestro organismo.
Es decir que, tanto en la piel como en la médula ósea, el cerebro, el hígado, los riñones, los testículos, los ovarios y demás, podremos hallar a estas células indiferenciadas, en cualquiera de sus tipos.
¿Cuántos tipos de células madre existen?
De acuerdo a su localización, los tipos de células madre descritas, son:
- Adultas: se les conoce también como somáticas y, básicamente, son aquellas que pueden ser extraídas de cualquier persona, sin importar su edad o sexo. Se pueden encontrar en zonas concretas denominadas como nichos de células madre, en todos los tejidos y órganos. Allí, permanecen en un estado de latencia durante largos periodos de tiempo, hasta que son activadas para dar paso a la renovación de las células del tejido en el cual se encuentran.
- Embrionarias o fetales: como su nombre indica, son aquellas que se encuentran en los embriones, más específicamente en aquellos con más de cuatro o cinco días de edad. Estas células son las que van a dar lugar a los diferentes órganos y tejidos del embrión. Debido a su elevado potencial de diferenciación, estas se pueden transformar en cualquier tipo de célula, de allí que sean unas de las más estudiadas a nivel científico.
- De cordón umbilical: aquí existen dos subtipos que vale la pena diferenciar: las que pueden extraerse de la sangre del cordón y las del tejido que conforman al propio cordón. Aunque guardan ciertas similitudes, existen diferencias notables desde el punto de vista funcional. Las que se encuentran en la sangre son las células hematopoyéticas, que vienen siendo las que van a dar lugar a los diversos tipos de células sanguíneas. En cambio, las del cordón son las células mesenquimales, que son las que permiten regenerar y reparar tejidos.
- Amnióticas: las podemos hallar en el líquido amniótico y, aunque son muy activas, su potencial de diferenciación es inferior al que poseen las embrionarias.
Según su potencial para formar otras células, se clasifican en:
- Unipotentes: se caracterizan por generar un único tipo de células y tienen lugar a partir de las células madre pluripotentes. Un ejemplo claro de ello son las células de la piel, las cuales se encuentran en continuo proceso de renovación.
- Multipotentes: de la misma forma que las anteriores, estas también se generan a partir de las pluripotentes. Se pueden encontrar en tejidos nuevos, lo que nos indica que han sufrido un proceso de diferenciación y que dicho proceso continúa. Son de alto valor científico debido a su potencial para ser utilizadas en los trasplantes de órganos, con la finalidad de evitar rechazos.
- Pluripotentes o pluripotenciales inducidas (IPS): tienen la particularidad de poder generar casi cualquier tipo de células. No se tratan de células madre adultas, sino que son obtenidas a partir de células diana que han sido reprogramadas genéticamente. Guardan ciertas similitudes con las células madre embrionarias.
- Totipotentes: en esta categoría entrarían las células madre embrionarias anteriormente explicadas, las cuales pueden generar cualquier tipo de célula, tejido u órgano del cuerpo.
¿Cuáles son sus funciones?
La función principal de las células madre, es la de dar origen a nuevas células diferenciadas que cumplan con funciones específicas que los diversos tejidos u órganos demanden. Esto en cuanto a sus funciones fisiológicas, pero, desde el punto de vista científico, son muchas las aplicaciones que se le pueden dar a estas células tan especiales.
¿Cuáles otras aplicaciones se les pueden dar?
- Comprender sobre cómo se producen ciertas enfermedades: mediante la observación de la maduración de células madre, hasta la formación de células de diferentes tejidos y órganos, los científicos estiman que pueden ser de enorme valor en el estudio de diversas enfermedades degenerativas, a fin de comprenderlas mejor para así poder plantear nuevos esquemas de tratamiento.
- Generar células sanas en enfermedades degenerativas: como en el caso de la enfermedad de Parkinson o Alzheimer, enfermedades cardíacas crónicas, osteoartritis, enfermedad lateral amniotrófica, enfermedades desmielinizantes, entre otras más.
- En trasplantes de órganos o, incluso, en el desarrollo de órganos humanos desde cero.
- Para probar la seguridad y eficacia de nuevos medicamentos: esto evitaría la necesidad de tener que utilizar animales o voluntarios humanos para las pruebas de ciertos medicamentos.
- En el tratamiento contra el cáncer: siendo esta una de las aplicaciones que más interés ha tenido tanto en la sociedad como en la comunidad científica. En este sentido, las células madre no solo nos ayudarían a comprender los orígenes de esta enfermedad, sino que podrían también formar una parte fundamental del tratamiento, debido a su enorme potencial para crear nuevas células que ayuden a combatir a las células malignas producidas por el cáncer.